La Razón (Cataluña)

La «ruina» de Ponce, al margen de Ana Soria: empresas fallidas y plazas de segunda

- POR CARMEN LOMANA

EstaEsta semana por fin se pudo celebrar un funeral como él se merecía, me refiero a Carlos Falcó, marqués de Griñón, que falleció de Covid el 20 de marzo de 2020. Su muerte causo un impacto enorme. Eran momentos de confusión y miedo en los cuales no teníamos ni idea del alcance de este virus ni de cómo tratarlo. Tampoco conocíamos sus terribles consecuenc­ias y nos pilló en pleno comienzo del confinamie­nto, lo que hacía que fuese aún más triste. Me parecía imposible, hacía muy poco que habíamos compartido una cena en la que se le daba un premio por los excelentes vinos que llevan su nombre. Allí también se encontraba Alfonso Cortina, otra extraordin­aria persona, de enorme valía, que se llevó este maldito virus. Los dos se contagiaro­n en una cena de amigos. El marqués de Griñón, a pesar de estar ingresado, se encontraba relativame­nte bien, pero lo que nadie se imaginaba es que el octavo o noveno día esta enfermedad a veces da un giro radical y si no se ha tratado con algo que evite que invada los pulmones tiene dificil solución.

Estuve en contacto con su viuda, que también se contagió contagió pero de forma muy suave. Estaba desolada. No poder acompañarl­e nadie de la familia fue muy duro. Cuando pienso todo lo que hemos pasado y sufrido, me doy cuenta de la capacidad que tenemos los seres humanos para superar los malos momentos... En cuanto vemos una luz nos agarramos a ella y queremos ser felices y olvidar. La prueba es cómo nos lanzamos a vivir de nuevo con más entusiasmo si cabe que nunca, pero también creo que todo lo pasado nos ha dejado cicatrices en el corazón que siempre nos producirán un dolor indecible.

El funeral del marqués de Griñón fue impresiona­nte por muchos motivos. La Iglesia de San Francisco el Grande se eligió por ser su favorita. Allí estaban sus cinco hijos: Manolo, el mayor y marqués de Castel-Moncayo y Grande de España y Xandra, marquesa de Mirabel, título heredado de su abuela. Estos dos hijos son de su primera mujer Jeannine Girod que también estuvo en el funeral. Tamara Falcó Preysler, actual marquesa de Griñón y los pequeños que tuvo con Fátima de la Cierva, Aldara y Duarte. Me emocionó de forma especial su viuda, Esther Doña, tan bella y delicada y a la que Carlos Falcó adoraba, y puedo dar fe de ello porque coincidí muchas veces con ellos. Estuvo arropada por su familia en todo momento. Esther es malagueña y en esa ciudad vive toda la familia en la que ella se refugió después de perder a su marido. Le dí el pésame y un abrazo. Recuerdo que al poco tiempo de casarse con Griñón ofrecí un almuerzo para presentarl­e a algunas amigas. Esther Doña llamó la atención por su discreción y elegancia. También trabajamos juntas en Televisión Española donde se desenvolví­a con mucha soltura y lo hacía muy bien. Fue un reencuentr­o con todos los hijos de su marido, un momento de cariño y concordia. Lo único que realmente eché de menos fue que el padre Ángel le dedicara unas palabras que la reconforta­sen en estos momentos y que le diesen su lugar y su protagonis­mo en la ceremonia. Sonaron maravillos­as piezas del Requiem de Verdi. Y al final antes de terminar algo muy emocionant­e: la canción favorita de Carlos... «A mi manera» de Frank Sinatra. Muchos no pudimos contener las lágrimas.

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EP Carmen Lomana saluda a Esther Doña, al término del funeral de Carlos Falcó

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