El laborista Starmer respira tras ganar una elección parcial
El líder de la oposición, Keir Starmer, logra de momento sobrevivir. Los laboristas consiguieron ayer retener el escaño de Batley & Spen, un distrito clave del Muro Rojo, que debía elegir nuevo representante en la Cámara de los Comunes tras la dimisión de la diputada Tracy Brabin para ser alcaldesa de West Yorkshire.
Tradicionalmente, en las elecciones parciales, el electorado suele castigar al partido del Gobierno votando a la oposición. En circunstancias normales, por tanto, la victoria laborista no habría sido noticia. Más aun tratándose de un distrito del norte de Inglaterra. Pero en este caso habían acaparado toda la atención porque el resultado no estaba asegurado. Y tras perder en mayo el feudo de Hartlepool (que tenían en su poder desde 1974) y ser incapaz de arrebatar a los «tories» Chesham and Amersham, los laboristas estaban dispuestos a forzar la dimisión de Starmer poco más de un año después de haber elegido como líder.
La victoria fue muy ajustada. Apenas 323 votos más que los conservadores. Pero suficientes para dar un respiro tanto a Starmer como al partido, que tras la humillante derrota cosechada en las generales por Jeremy Corbyn no lograba levantar cabeza.
Se trata del mismo distrito que acaparó la atención de toda Europa en el verano de 2016. En la recta final de la campaña del referéndum sobre el Brexit, su representante parlamentaria, Jo Cox, partidaria de la permanencia en la UE, fue asesinada a manos de un extremista vinculado al grupo neonazi Alianza Nacional. El laborismo había presentado como candidata a estos comicios a Kim Leadbeater, la hermana de Jo Cox.
Más que en asuntos políticos locales, la campaña estuvo monopolizadas por las tensiones entre Israel y Palestina, una cuestión extremadamente delicada en un distrito con el 25% del electorado musulmán.