La Razón (Cataluña)

«China ya opera con una gran red en todo el mundo para espiarnos»

Timothy Brooks, que reflexiona sobre esta nación en el excelente «El gran estado», advierte sobre las amenazas que supone para Occidente este país

- POR JAVIER ORS

cien años, 23 de julio de 1921, se fundó el Partido Comunista Chino, un hecho que tuvo profundas consecuenc­ias para esa nación y para el mundo. El historiado­r Timothy Brooks publica «El gran estado» (Alianza), donde recorre el pasado del país y reflexiona sobre su papel hegemónico en el futuro.

–¿El pensamient­o de Confucio influyó en las relaciones internacio­nales más adelante?

–La idea central del confuciani­smo es que la sociedad está en armonía solo cuando las personas se encuentran ordenadas en una jerarquía: gobernante­s por encima de los ciudadanos, mayores por encima de los jóvenes y los hombres por encima de las mujeres. Un enfoque confuciano de las relaciones internacio­nales sería organizar el mundo en una jerarquía basada en la riqueza, el poder y el tamaño. Este orden colocaría a China en la cima, al menos, en el este de Asia, y luego colocaría a los otros países debajo de China. Estos cederían a las necesidade­s y deseos de los de arriba, y serían recompensa­dos en la medida en que lo hicieran. Dicha visión va en contra del sistema de igualdad estatal de las Naciones Unidas. Pero China no es la única que sueña con ocupar la cúspide del orden mundial. Hemos visto a otros Estados buscar la misma posición, aunque el confuciani­smo es único al declarar que la desigualda­d es el principio más alto del orden mundial. –¿Cómo se negociará con China si no cree en la igualdad?

–En la década de 1970, China se presentó como un miembro del orden internacio­nal. Es difícil verla así ahora. Su postura internacio­nal es perseguir intereses mientras niega que lo está haciendo. La mayoría de los Estados ponen regularmen­te sus intereses sobre sus principios, pero el estilo de China dificulta la negociació­n internacio­nal. Obliga a otros a jugar con sus intereses, especialme­nte cuando China se siente amenazada, y lo hace siempre.

Considere la situación que enfrenta Canadá con sus dos ciudadanos retenidos como rehenes por la disputa entre Estados Unidos y China debido a Huawei. Con China actuando en clara violación del derecho internacio­nal, Canadá no tiene espacio para negociar. La única solución es que Canadá se doblegue ante la intimidaci­ón y le dé a China lo que quiera. –¿Cómo encaja los muertos de la revolución cultural? –Estas muertes se han olvidado en gran medida. Si hay una lección que aprender es que una ciudadanía ciudadanía crítica resulta esencial para mantener la responsabi­lidad sobre los gobernante­s, que es exactament­e la lección que China no quiere que se aprenda. –¿Qué supondrá para el mundo que la primera potencia mundial sea comunista?

–El comunismo pretende ser el sistema político que mejor representa las necesidade­s de la gente. Utiliza este tono para justificar un sistema de gobierno de arriba hacia abajo y para reprimir cualquier intento de crear un sistema político más abierto. La única forHace

ma de que la democracia siga siendo algo que podamos gestionar es luchar por ella, incluso dentro de los Estados democrátic­os. El comunismo no es un sistema en el que esa lucha sea posible. Decir esto es ir en contra de una larga tradición de pensamient­o en Occidente, pero las cosas han cambiado y el mundo de hoy no es lo que era hace un siglo.

–¿El colonialis­mo económico que practica China es una amenaza para el mundo?

–El colonialis­mo de China, como los anteriores, está diseñado para beneficiar al país a expensas de otros. Esa será la gran amenaza para todos: que China organice el comercio y utilice la diplomacia para fortalecer­se a costa de otros. Las inversione­s de China en el extranjero han creado una nueva ronda de deuda del Tercer Mundo. La deuda no solo debilita las economías que deben pagarla. Los convierten en clientes que luego tienen que ofrecer las ofertas de China en las organizaci­ones internacio­nales. Por ejemplo, hace un año, en la ONU, Cuba encabezó la campaña para evitar que esta discutiera la toma de Hong Kong por parte de China. Eso fue todo menos una intervenci­ón de principios por parte de Cuba, un país débil que debe hacer lo que le piden sus patrocinad­ores. –China ha demostrado que puede controlar a su población a través de la tecnología. ¿Intentará espiar o controlar a ciudadanos de otros países?

–Ya opera en una extensa red de espionaje en todo el mundo reclutando partidario­s, disciplina­ndo a los chinos en el extranjero que hablan en contra de sus políticas (generalmen­te amenazando a sus familias en China), vigilando el tráfico de internet y metiéndose en los ordenadore­s de las personas. Ya estamos en este punto y ningún organismo internacio­nal parece tener la capacidad ni la voluntad de hacer nada al respecto.

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El historiado­r Timothy Brooks
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Mao no solo fue líder del Partido Comunista Chino, sino que se convirtió en un personaje de culto, como se ve en esta foto de 1966 donde os chinos muestran el carné de miembro del partido

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