De viaje por Oriente Medio con un palestino afrancesado
Isabella Hammad irrumpe en la literatura con esta sorprendente obra que nos traslada a los orígenes de los países de esta geografía
Mientras estamos enfrascados en la lectura del presente libro surge a menudo el asombro ante el hecho de que esta voluminosa novela histórica que se desarrolla en épocas complejas y en geografías diferentes, escrita con una destreza admirable, sea la primera de la joven autora Isabella Hammad, (Londres, 1992). La historia arranca en 1914, cuando el protagonista, un joven palestino llamado Midhat, brillante e idealista, se marcha a Francia para estudiar medicina, pero apenas ha disfrutado de la libertad, el amor y la cultura europea cuando estalla la Primera Guerra Mundial y su padre le ordena volver a casa, en Naplusa, cerca de Jerusalén, donde se convierte en «el parisino». Es la época en que Inglaterra y Francia, potencias coloniales, trazan las fronteras con tiralíneas y pretenden repartirse el territorio para su provecho. Así nacen países como Irak, Líbano, Jordania, Palestina y Siria. Hammad se involucrará, entonces, en el activismo político. La autora se remonta hasta la época de las Cruzadas, los personajes históricos se mezclan con los novelescos, la Historia con la leyenda, Bonaparte y Bismark entran en escena y recorremos Constantinopla o Beirut acompañados de un sinfín de personajes que utilizan los tres idiomas de esa Palestina: el árabe, el francés y el inglés, y sin perder de vista la evolución del protagonista. El lector descubre, así, historias personales, familiares y nacionales. Esta es, sin duda, una de esas novelas que se terminan con la satisfacción de haber aprovechado el tiempo.