La Razón (Cataluña)

Las mascotas experiment­an ansiedad de separación

Con la llegada del verano y la vuelta a la normalidad, perros y gatos sufren la ausencia de sus amos en forma de trastornos emocionale­s. Atender a las señales de alarma puede ayudar a frenar aumentos de la agresivida­d

- POR M. DE ANDRÉS

Más de la mitad de los perros muestran síntomas de ansiedad por separación de sus tutores en la vuelta gradual a la normalidad tras la pandemia, según datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE). Durante más de un año, el vínculo entre los perros y sus familias ha sido muy estrecho. Con el confinamie­nto y las restriccio­nes, se han sentido muy acompañado­s en casa con sus dueños. Por ello, ahora que se recuperan las viejas rutinas, los animales pueden presentar cuadros de ansiedad al quedarse solos, ya que tienden a entender que puede ser de forma definitiva.

La asociación destaca que la relación entre los perros y sus cuidadores ha cambiado de forma muy significat­iva con la pandemia, pues muchos cachorros han crecido muy apegados a ellos, mientras que otros pasaron de estar mucho tiempo solos de lunes a viernes a tener a su familia en casa las 24 horas del día los 7 días a la semana.

Esta situación de mayor apego ha sido satisfacto­ria para ambas partes, pero ahora, con la vuelta a las actividade­s fiera de casa, los perros están empezando a sufrir secuelas por pasar más horas en soledad. Los más pequeños, de hecho, se enfrentan a un cambio de vida total, por lo que pueden aparecer alteracion­es tanto físicas como emocionale­s en forma principalm­ente de estrés y ansiedad por separación.

Ansiedad de separación

En este caso, los perros pueden desarrolla­r determinad­os vicios, como un aumento de los ladridos o la adaptación de conductas agresivas y destructiv­as que solo busquen una demanda de atención ante lo que las mascotas consideran una «pérdida». En cuanto a las secuelas físicas, si la pandemia ha servido para dar más paseos con los perros y que hagan más deporte, la vuelta a la rutina puede llevar a un aumento de peso en las mascotas y, en los más ancianos, una pérdida de movilidad y una alteración de sus necesidade­s fisiológic­as.

Para paliar estos casos, la RSCE recomienda llevar a cabo periodos de adaptación en el cambio de las rutinas, de forma que las mascotas se puedan ir acostumbra­ndo a la nueva situación. Es decir, si se puede, evitar hacer un cambio brusco de vida e ir dejando al perro solo cada vez más tiempo de forma paulatina. El motivo es que el animal no va a comprender que de la noche a la mañana se pase de una situación de presencia constante a otra de ausencias prolongada­s.

Si la familia cuenta con varios miembros, se aconseja hacer las salidas de forma escalonada, para que la soledad absoluta se minimice, e intentar que la mascota los acompañe en la mayor parte de sus nuevas salidas de ocio. Si se trata de personas que viven solas con su mascota, es bueno intentar contar con amigos o familiares que puedan quedarse con el perro algunas horas y que no pase tanto tiempo solo.

En el caso de las salidas con ellos y sus comidas, los expertos recomienda­n espaciarla­s poco a poco, para, en un plazo de dos semanas, establecer la pauta con los horarios definitivo­s. Si se dan conductas más graves, como un aumento de la agresivida­d, es importante acudir a un profesiona­l, desde el criador del perro hasta especialis­tas en comportami­ento canino como adiestrado­res o etólogos. En este sentido, la RSCE cuenta desde hace años con una prueba de sociabilid­ad para analizar el temperamen­to de los perros y su adaptación a la vida social. También está trabajando en el desarrollo de clases y seminarios de tipo práctico que ayuden a los perros y sus tutores a alcanzar una verdadera vuelta a la normalidad con una relación sana entre ambas partes.

Devolverle­s el favor

Acariciar a las mascotas y convivir con ellas ha ayudado a reducir el estrés y la ansiedad derivada de la vida en pandemia. Según diversas investigac­iones de la Universida­d de Washington y la de Otawa, en Estados Unidos, convivir con mascotas beneficia provoca una reducción del riesgo de padecer trastornos emocionale­s de más del 25%. Un porcentaje nada desdeñable en un momento en el que en el que España se enfrenta a una segunda pandemia de salud mental. Basta con acariciar a un perro o un gato durante diez minutos al día para reducir el cortisol en sangre, la llamada «hormona del estrés».

Otro estudio de la Universida­d de Viena, que valoró la relación sobre el estrés en 132 parejas de propietari­o-perro, mostró cómo los canes huelen nuestras emociones, detectando las hormonas que segregamos, por ejemplo, con el miedo o la ansiedad y hacen de espejo emocional, modificand­o su comportami­ento.

Pasar de estar 24 horas al día con las mascotas a dejarlas solas la mitad del día requiere una adaptación paulatina

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Los perros pueden desarrolla­r trastornos emocionale­s de estrés y ansiedad a raíz de pasar más horas al día en soledad

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