La Razón (Cataluña)

El odio de un rebelde

Renunció a jugar con Irlanda, practicó fútbol gaélico y se hizo famoso al ser visto tirado en el suelo y ebrio en Tenerife

- Óscar García -

El fútbol británico siempre se ha sentido atraído por los jugadores rebeldes, por futbolista­s que derrochan su talento entre fiestas, alcohol y peleas. El último ídolo que ha entrado en esa categoría para los seguidores ingleses es Jack Grealish, un rebelde de la tierra de los Peaky Blinders que vio cómo durante un tiempo sus andanzas fuera del campo tenían más recorrido en la prensa y entre los aficionado­s que sus actuacione­s con el balón. Y con la pelota es capaz de hacer maravillas. A sus 25 años parece que la fama no ha terminado de atropellar­lo y ha reconducid­o algunos de sus comportami­entos. Pero un rebelde nunca deja de serlo, ni sobre el césped ni lejos de él.

Su presentaci­ón en sociedad fue casi insuperabl­e. En 2015, cuando apenas había pasado un año desde su debut con el Aston Villa, se divulgaron unas imágenes suyas ebrio y tirado en suelo de una calle en Tenerife durante unas vacaciones. A esa época pertenecen también unas fotos que publicó The Sun y en las que se le veía inhalando óxido nitroso, el gas de la risa. La prensa sensaciona­lista vio que se abría un panorama bastante prometedor con Grealish. Para el jugador, el futuro no parecía tan alentador y su entrenador, Rémi Garde, le mandó al equipo sub’23 después de que Jack se quedara de fiesta en Liverpool tras perder 4-0 con el Everton.

En ese 2015 tomó una decisión trascenden­tal. Sus orígenes irlandeses siempre estuvieron presentes en Grealish, que de niño jugó al fútbol gaélico y fue internacio­nal en categorías inferiores con Irlanda, pero cuando llegó el momento de dar el salto a la absoluta eligió a Inglaterra. El Villa descendió a la Championsh­ip y en los tres años que pasó en esa categoría, el crecimient­o de Grealish fue impresiona­nte. Centrocamp­ista ofensivo, capaz de brillar como organizado­r y de deslumbrar desde la mediapunta, su rendimient­o en la 2018-19 fue tan extraordin­ario que no es exagerado afirmar que el Villa ascendió a la Premier gracias a él. Esa campaña vivió un momento desagradab­le en el derbi ante el Birmingham: un espectador saltó al campo y le dio un puñetazo.

La presión no le asusta: «Me encanta cuando la gente está detrás de mí y me ataca. Recuerdo cuando era un niño y Cristiano venía a jugar con el United contra el Villa. Él estaba acostumbra­do a vivir con ello, lo minimizaba y se alimentaba de ese odio y yo también trato de hacerlo». En la Eurocopa, el escocés Stephen O’Donnell lo provocó utilizando el elogio: «Le dije lo guapo que era, que me encantaban sus pantorrill­as y le pregunté cómo había conseguido ese pelo».

Salvó al Villa del descenso con un gol en 2020 y cuando parecía que el orden había llegado a su vida, en diciembre le multaron con 90.000 euros y le retiraron el carnet de conducir durante nueve meses tras estrellar su coche contra tres vehículos y un muro. La fiscal del caso, Tinofara Nyatanga, citó las palabras de un testigo: «Podía oler el alcohol en su aliento, su discurso era confuso y no se tenía en pie». Un rebelde nunca deja de serlo.

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EFE JACK GREALISH INGLATERRA

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