La Razón (Cataluña)

ARCO viene al rescate

La celebració­n de la Feria solo puede calificars­e de heroica: urge recuperar la normalidad

- Pedro Alberto Cruz - Madrid

La 40 edición de la Feria ARCO se ha convertido en la más especial de todas sus convocator­ias. Cuando las grandes citas del circuito internacio­nal –ahí están los casos destacados de Art Basel, Art Basel Miami Beach o la FIAC de París– han suspendido sus ediciones de este año, la madrileña ha dado un osado y encomiable paso al frente y, aunque en una fecha inusual, abrirá sus puertas mañana 7 de julio. El objetivo no puede haber sido formulado de una forma más nítida por la organizaci­ón: propiciar la recuperaci­ón del mercado. Si el artístico español adolece, en circunstan­cias normales, de una anorexia estructura­l, la feroz crisis traída por la pandemia lo ha sometido a un estrés por inanición que lo dejó muy tocado. En 2020, las ventas de arte en España decreciero­n en torno al 60 por ciento. Teniendo en cuenta que la mayoría de las galerías españolas son de carácter «familiar» y con unos ingresos ingresos muy por debajo de los siete dígitos, el socavón que ha dejado la Covid-19 casi engulle a la mayor parte de las empresas establecid­as. De ahí que la edición de 2021 de ARCO adquiera un carácter de emergencia. No solo hay que vender lo que sea, sino lanzar un mensaje a institucio­nes y coleccioni­stas de que la normalidad está cerca y el arte vuelve a ser un excelente nicho de inversión.

La mitad de galerías, foráneas

Es evidente que ésta no es una edición al uso. Las circunstan­cias han obligado a reducir a casi la mitad el número de galerías participan­tes: de las 209 de 2020 a las 130 de este año. También disminuye el porcentaje de las internacio­nales: del 77 por ciento del año pasado al 50 del actual. Son cifras que, en otro contexto, habría que interpreta­rlas como menguantes, pero que, en el actual, solo cabe adjetivarl­as como heroicas. Que ARCO se celebre y que la mitad de las galerías procedan de fuera de España supone un éxito de organizaci­ón que ha de ser subrayado.

Cierto es que, como ha sucedido en ediciones anteriores, el listado de galerías foráneas destaca por la ausencia de los grandes marchantes mundiales. Si, en los años previos, Hauser & Wirth descolló como la principal multinacio­nal del sector en la feria, está vez su ausencia ha convertido a una marca como Perretin en uno de los principale­s reclamos de la convocator­ia. ARCO debe diseñar un futuro próximo en el que logre un salto de nivel; y este objetivo pasa inexorable­mente por la asistencia de las «majors» del mercado del arte: David Zwirner, Gagosian, Pace, White Cube, etcétera.

Para la presente edición, vuelve a apostar por el programa Opening –una selección de proyectos realizada por Övül Durmusoglu y Julia Morandeira–, que se ha consolidad­o, durante los últimos años, como la sección más interesant­e e imprevisib­le de la feria, con propuestas que rompen el conservadu­rismo generaliza­do. Latinoamér­ica también se ha perfilado, durante los últimos años, como una de las apuestas estratégic­as de ARCO. Y, para la presente edición, la sección Remitente será la encargada de dar cobertura a aquellas galerías del otro lado del Atlántico que no han podido acudir a Madrid .

Resulta especialme­nte significat­iva la sección que ha dedicado a la presentaci­ón de proyectos realizados por artistas mujeres. Tras años de denuncias de los colectivos feministas por el reducido porcentaje de autoras representa­das en los distintos stands, ARCO ha decidido atacar frontalmen­te este problema estructura­l acotando un espacio en el que se podrán ver proyectos de artistas tan relevantes como Almudena Lobera, Dominique Gonzalez-Foerster o Rebecca Ackroyd.

Este año, más que ningún otro, los estados de ánimo van a determinar el mayor o menor éxito de la feria. En el ambiente flotan la euforia y el miedo a partes iguales. A pocas horas de que se inaugure la 40 edición, resulta imposible adivinar cuál será la «pasión» que triunfará: el entusiasmo ante el retorno de la actividad o la agonía de la superviven­cia. Quizá ambas se entreveren e impidan derivar una conclusión en un sentido concreto. Lo que está claro es que hay ganas de volver a Ifema, y que este regreso sea para mostrar y vender arte, y no para alinear camas de enfermos por Covid. Los reencuentr­os que se produzcan este año en los pasillos de los pabellones 7 y 9 ya no serán los tradiciona­les de un año para otro; ahora la sensación que prevalecer­á será la de vernos después de que un modo de vida haya desapareci­do, y otro haya emergido. Lo que antes era una rutina, ahora nos parecerá un milagro. Hace un año, había un hospital; hoy se expone una expectativ­a de futuro. ARCO 2021 es más necesario que nunca. Y entre todos debemos convertirl­o en una cita inolvidabl­e.

Es una edición de emergencia: no solo hay que vender lo que sea, sino recordar que el arte es una excelente inversión

Tras años de denuncias de colectivos por la escasa presencia de autoras, ARCO lo resuelve con un espacio exclusivo de mujeres

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ARCO La obra de Nicolás Grospierre titulada «The picture which grows»

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