Rufián busca terrazas donde no tenga que escuchar el himno nacional
Diario de un viejo que le grita al televisor
Gabriel Rufián, portavoz de ERC, y su novia Marta Pagola, del PNV, tomaban unas cañas en una terraza del centro de Madrid. Algunos vecinos de la zona los reconocieron y no tuvieron mejor idea que poner el himno nacional de España a toda pastilla desde un balcón cercano. Ambos independentistas miraban y miraban sin poder localizar el lugar del que partía la música que les avinagraba el aperitivo, así que decidieron marcharse. Un mal trago. La situación podría empeorar si el personal amplía el repertorio con «Y viva España», «Banderita» y «Suspiros de España», o lo que es peor: con Toni Cantó interpretando el himno de la Oficina del Español: «Yo soy español, español, español…». La pareja indepe busca ahora terrazas alejadas de balcones fachas, por lo que es muy posible que acaben tomando sus cañas en terrazas de campos de golf, y esto siempre que el dj local no sea un patriota de Vox con ganas de atormentarlos no ya solo con el himno nacional, sino también con todo el repertorio de El Fary y Manolo Escobar. Cuando Él dijo en el Congreso que jamás habrá un referéndum de autodeterminación en Cataluña, el muy Rufián debió recordar otras mentirijillas del presi y le soltó aquello de «también dijo que no habría indultos. Denos tiempo». El tiempo es relativo (Einstein) y la física cuántica anuncia que es una superposición de estados en la que pasado, presente y futuro se funden. Rufián debería saber que el laboratorio de la Moncloa trabaja en algo así: quieren fundir el pasado y el presente para impulsarse hacia el futuro. Que le pregunte Rufián a su ex novia, Mireia Varela, que se ha tatuado la ecuación de Dirac, padre de la Teoría de las Cuerdas, en memoria de su antigua relación. Explica Mireia: «La teoría de Dirac proclama que si dos sistemas interactúan durante un cierto periodo de tiempo y luego se separan, se podrán describir como sistemas separados, pero de algún modo guardan una estrecha relación. A pesar de la distancia, su conexión será instantánea. Es lo que se conoce como fenómeno de entrelazamiento cuántico o conexión cuántica». De paso, le podría señalar un lugar cuántico en el que solo se oyera Els Segadors. Ah, a una chica así yo no la dejaría nunca.