ERC, sustancia adictiva
Hace tiempo que Pedro Sánchez tomó la decisión de gobernar con Podemos, nacionalistas e independentistas. Podría haber elegido otro tablero, pero no lo hizo y éste es el que va a explicar los próximos dos años políticos en España. Sánchez necesita rellenar el escaparate de abalorios con el que presentarse ante los electores en un par de años porque, en el ecuador de la legislatura, a pesar de tener una oposición floja, no solo no despega sino que da muestras de fatiga.
El Gobierno lo ha fiado todo a la recuperación económica y, para eso, necesita que esté tranquila Cataluña. Ninguna de las dos cosas es fácil. La situación económica de España es frágil y un chorreo de millones europeos puede tapar algunos agujeros, pero las consecuencias a medio plazo pueden ser graves si no se aprovechan plenamente los efectos de la inyección económica.
Del otro asunto, la pacificación de la cuestión catalana, depende la supervivencia política del líder socialista, porque necesita sacar adelante los Presupuestos si quiere terminar la legislatura, pero eso depende de Aragonés y de Junqueras.
Aragonés tampoco lo tiene fácil. Su problema es la consolidación como gobernante, que sólo puede lograr demostrando su capacidad para llegar a acuerdos.
En definitiva, Sánchez debe resolver su gobernabilidad con ERC y Aragonés necesita perfil de gobernante y aprobar los Presupuestos de Cataluña.
Pensar que la cosa va sólo de dinero y de indultos sería un error mayúsculo. La siguiente píldora que querrá administrar Sánchez a los españoles es la consulta en Cataluña.
En los próximos meses veremos en qué consiste exactamente, porque para ERC es algo innegociable, por lo que podemos esperarnos lo peor ya que las necesidades personales de Sánchez siempre están por encima de todo lo demás.