Lukashenko encierra al ex banquero que pudo ganarle
Viktor Babariko recibe una pena de 14 años de cárcel por cohecho
Hace un año, los candidatos a las presidenciales de Bielorrusia calentaban motores ilusionados, pensando en una victoria que pudiera dar un golpe de timón en la política de esta ex república soviética. Entre ellos, el ex banquero Viktor Babariko, principal rival del presidente, Alexander Lukashenko, que empezaba su particular carrera política presentando un aval de 435.000 firmas, algo nunca visto en ese país. Poco duró su sueño, ese mismo verano Babariko fue detenido junto con su hijo, mientras Lukashenko acusaba a Moscú de estar detrás del malogrado candidato. Al igual que Babariko, el otro gran candidato de la oposición, Valery Tsepkalo, tuvo que huir el 24 de julio a Rusia con sus hijos después de haber recibido información de las Fuerzas de Seguridad del país en la que le avisaban de una inminente detención. El otro candidato, Sergei Tikhanovsky, muy popular en las redes por criticar al Gobierno, que llevaba un año recorriendo recorriendo Bielorrusia denunciando los abusos del poder y ganando seguidores, fue detenido por organizar una protesta no autorizada.
Poco se ha sabido de los candidatos tras la victoria de Lukashenko en aquellas elecciones presidenciales de agosto. Svetlana Tikhanovskaya, esposa de Tikhanovsky, que recogió su testigo encabezando la oposición del país, huyó poco después de la confirmación de la aplastante victoria electoral de Alexander Lukashenko y desde allí ha intentado coordinar numerosas acciones de protesta en su país, así como recabar apoyo internacional.
Ayer, el Tribunal Supremo de Bielorrusia finalizó el proceso penal iniciado el 17 de febrero contra Viktor Babariko condenándolo a 14 años de prisión en un centro penitenciario de máxima seguridad y a una multa de aproximadamente 57.000 dólares. Además, el ex banquero ha sido inhabilitado para ocupar cargos públicos durante los próximos cinco años. Las acusaciones presentadas entonces y ahora corroboradas son las de cohecho, blanqueo de capitales y evasión fiscal, mientras dirigía Belgazprombank, uno de los bancos más importantes del país. Según el tribunal que ha dictado sentencia, el ex candidato bielorruso dirigió una red criminal que desde 2008 a 2020 pudo evadir millones de euros al extranjero.
Babariko, de 57 años, único acusado del proceso, nunca ha cooperado con los investigadores acusándolos de maquinar una venganza política a las órdenes del presidente Lukashenko. Sus abogados también han calificado la sentencia de persecución penal políticamente motivada y Amnistía Internacional considera a Babariko un preso político. El principal asesor legal de Babariko declaró que su cliente no tiene derecho al recurso de apelación, por lo que se presentará el de queja.
Las reacciones no se han hecho esperar. Tikhanovskaya, que protagonizó las movilizaciones más numerosas durante la campaña electoral y que se considera la ganadora de aquellos comicios, ha usado su cuenta de Twitter para acusar a Lukashenko de llevar a cabo «una venganza» contra quien «despertó al país» para llevarlo a un sistema democrático más justo.
El 23 de mayo, el bloguero opositor Roman Protasevich fue arrestado después de que el avión de pasajeros donde viajaba se viese obligado a aterrizar en Bielorrusia, lo que provocó una serie de sanciones por parte de la Unión Europea y de EE UU. Ayer, Lukashenko amenazó con dejar pasar una «masa de migrantes» hacia los países de la
UE y Alemania en particular en respuesta a las sanciones impuestas desde Bruselas. Minsk señaló que podría permitir el paso de miles de refugiados procedentes de países como Afganistán, Siria e Irak. «No detendremos a nadie», indicó. El régimen bielorruso, aislado por Occidente, ha encontrado el apoyo de Rusia que critica el doble rasero aplicado por los países que ejercen presión sobre Bielorrusia. Lejos de suavizarse, parece que las medidas contra Lukashenko puedan aumentar visto el episodio vivido ayer con la condena a Babariko, que hasta su decisión de presentarse a las elecciones siempre fue del agrado del presidente.