La Razón (Cataluña)

Los ingredient­es del futuro internet cuántico ya están aquí

El reto de construir una red que permita enviar mensajes cuánticos de un punto a otro del planeta está aún lejos de nuestro alcance, pero ya se han marcado dos hitos importante­s para conseguirl­o

- Patricia Contreras Tejada - Madrid

La pandemia de la Covid ha puesto de manifiesto nuestra dependenci­a de internet. Poder conectarno­s con cualquier otro punto del planeta a través de nuestro ordenador ha resultado indispensa­ble para continuar con nuestros trabajos, mantener el contacto con nuestros seres queridos, incluso para desarrolla­r vacunas con las que atajar la propia crisis sanitaria. En plena pandemia, varios equipos de investigac­ión han dado pasos decisivos para alcanzar el siguiente nivel en las telecomuni­caciones: el internet cuántico. El internet que conocemos es, en esencia, una grandísima red de ordenadore­s entre los cuales se transmite informació­n. Esta informació­n está codificada en bits (ceros y unos) que recorren largas distancias gracias al uso de repetidore­s. Para hacerlo cuántico, la red tiene que poder transmitir informació­n codificada en qubits, las famosas partículas que pueden ser cero y uno a la vez. Así, el propósito fundamenta­l del internet cuántico es enviar qubits entre dos puntos cualquiera del planeta.

Más allá del interés científico de la proeza, esta nueva red tendrá multitud de aplicacion­es prácticas. La confidenci­alidad de la informació­n transmitid­a estará garantizad­a y no será vulnerable a «hackers», se podrán sincroniza­r relojes de manera mucho más precisa que en la actualidad, e incluso se podrán conectar ordenadore­s cuánticos entre sí para formar un superorden­ador. Así, podríamos hallar solución en un tiempo razonable para algunos de los problemas que hoy en día son difíciles de resolver hasta para los superorden­adores más potentes.

Tres logros recientes

La clave para que el internet cuántico funcione está en el entrelazam­iento cuántico, que es intrínseca­mente privado y seña de coordinaci­ón. Sin embargo, el entrelazam­iento se pierde con facilidad en cuanto hay ruido, temperatur­as que no son extrero frías o cualquier otra interferen­cia. Mantener las partículas en este ambiente tan controlado se hace tanto más difícil cuanto más separadas están: a nivel práctico, la distancia sí importa. Hasta 2017, la mejor marca estaba en 100 kilómetros. Fue entonces cuando un equipo de investigac­ión de varias universida­des chinas pulverizó este récord, consiguien­do entrelazar fotones a 1.200 kilómetros de distancia utilizando el primer satélite cuántico.

Para transmitir mensajes cuánticos de ciudad a ciudad no valen fotones cualesquie­ra, sino que su longitud de onda tiene que ser compatible con las fibras ópticas que se usan en el internet de hoy. Esta restricció­n dificulta la tarea de conseguir entrelazam­iento a largas distancias. Pero los fotones viajeros podrían hacer un alto en el camino: el futurecer del internet cuántico pasa por construir una red donde estas partículas puedan saltar de punto a punto manteniend­o el entrelazam­iento. Además, en cada uno de estos puntos debe haber una memoria cuántica que almacene el fotón durante el tiempo suficiente para permitirle dar el siguiente salto.

Las primeras memorias cuánticas entrelazad­as se construyer­on en el ICFO, en Barcelona, en junio de 2021. El equipo que las hizo posible demostró así que los repetidore­s cuánticos serán una realidad. Construyer­on una pareja de memorias cuánticas capaces de almacenar fotones durante apenas 25 millonésim­as de segundo. Gracias al entrelazam­iento, consiguier­on almacenar un único fotón entre las dos memorias, que estaban a diez metros de distancia. Puede pamadament­e una separación nimia con respecto a los más de mil kilómetros en China, pero este experiment­o supone todo un hito en la carrera hacia una red de repetidore­s cuánticos. Estos fotones se pudieron almacenar en las memorias de hasta 60 maneras diferentes, y sí eran compatible­s con las fibras ópticas actuales. Así, constituye­n ingredient­es más realistas del internet cuántico.

Un paso importante

Los Países Bajos han aportado otra pieza a este puzle. En abril de 2021, un equipo de QuTech erigió la primera red cuántica de varios nodos. Los nodos eran tres, dos externos y uno externo. Entrelazan­do primero cada nodo externo con el interno, y manipuland­o después el nodo interno, el equipo consiguió establecer entrelazam­iento entre los dos nodos externos. Los fotones del experiment­o holandés todavía no tienen la longitud de onda adecuada para ser compatible­s con las infraestru­cturas actuales, aunque en QuTech ya están trabajando para lograrlo. El próximo reto será formar una red de más nodos que estén más separados, y en la que cada nodo tenga más qubits, para así poder transmitir más informació­n en redes cada vez mayores.

Este es el objetivo de la Alianza de Internet Cuántico, financiada por la Unión Europea y que participa en QuTech. El Departamen­to de Energía de Estados Unidos también ha entrado a competir en esta liga, presentand­o su estrategia para desarrolla­r un internet cuántico a nivel nacional en julio de 2020. Por muy atractivas que sean sus aplicacion­es, no se pretende que este nuevo internet sustituya al actual, sino que, al menos inicialmen­te, será un complement­o de ámbito especializ­ado. Claro está que, con el tiempo, surgirán nuevos usos que aún no conocemos. Solamente esperemos que no haga falta otra pandemia para imaginarlo­s.

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DREAMSTIME Los qubits son partículas que pueden ser ceros y unos a la vez y que son la base de la tecnología cuántica

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