El notable alto de España
España, aunque algunos no lo crean, va más allá de la M-50 y de la Ronda de Dalt. Abandonar los grandes foros ayuda a comprender la realidad de un país al que le preocupaban en la misma medida la selección y la quinta ola del coronavirus hasta hace un instante. La España de Luis Enrique ha reenganchado al aficionado a la selección, aunque los comienzos fueran con renglones torcidos. El mérito del equipo, además de haber alcanzado las semifinales, es que ha aparcado la polarización y eso en este país es más complicado que haber levantado la cuarta Eurocopa.
En la España vaciada, en ciudades que muchos tildan de sospechosas como San Sebastián o Pamplona, en el Sur, siempre fiel como Asturias, en Galicia... el pueblo se ha aglutinado alrededor del equipo obviando a un personaje tan peculiar como el seleccionador. Luis Enrique es el gran triunfador del campeonato. No es una figura que propicie el consenso, pero el grado de convencimiento que ha provocado en sus jugadores ha doblegado a una parte de la crítica. Al menos a algunos de los suspicaces entre los aficionados. En los futbolistas ha encontrado un respaldo masivo, superior incluso al que tuvieron las selecciones que lo ganaban todo con Luis y Del Bosque.
La Euro le llegaba pronto al bloque que marcará el futuro de la Roja y que se despide con un notable alto. Los Pedri, Dani Olmo o Unai Simón tienen muchos campeonatos por delante. En menos de año y medio, el Mundial de Qatar.
El mérito del equipo, además de su trayectoria, ha sido aparcar la polarización