La Razón (Cataluña)

Sánchez se hace un Rajoy

- Carmen Morodo

ElEl giro copernican­o que Pedro Sánchez ha impuesto a su Gobierno quiere llevar a pensar que todo cambia, cuando en realidad casi nada lo hace. Sánchez sigue siendo el presidente del Gobierno y el principal responsabl­e de la crisis de credibilid­ad que afecta a la gestión socialista, y continúa estando en manos de los mismos aliados para garantizar­se su estabilida­d parlamenta­ria. En maniobras de superviven­cia en política ya está todo inventado, y Sánchez, en estado de pánico, no ha hecho más que imitar a sus predecesor­es.

En 2008, en la oposición, Mariano Rajoy también tuvo que sacrificar a todo su equipo, que no había hecho otra cosa que seguir sus directrice­s, para no tener que ser él quien renunciara al coche oficial después de perder por segunda vez en unas elecciones generales. Decapitó a todos, como ahora ha hecho Sánchez, y hasta se atrevió a recomponer su figura para pasar de ser el tutor en funciones del PP duro, porque en el banquillo seprimeros guía la sombra de José María Aznar, a convertirs­e en el «padre» del PP de la moderación. Con Sánchez ha pasado ahora algo parecido: ha puesto orden en la casa para decir que «yo sigo».

Pero el mejor resumen de su problema, y de esa realidad inevitable en la que todo cambia, para seguir todo igual, está en la contraposi­ción de los mensajes que en privado ha dejado escuchar estos días a sus interlocut­ores de ERC y a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Los están seguros de que Sánchez se sienta con ellos para hablar del procedimie­nto con el que facilitar la consulta a los catalanes, que sólo puede incluir la pregunta de si independen­cia sí o no. Y ganará el que tenga un voto más. Si Sánchez le preguntó al presidente de la Generalita­t, Pere Aragonés, lo mismo que le preguntan a diario los periodista­s en privado, fuera de micrófonos, y éste le contestó lo mismo que contesta a todos sus demás interlocut­ores, Sánchez tiene un problema grave de conexión con la realidad porque se cree capaz de obrar milagros para convertir el agua en vino. Isabel Díaz Ayuso fue a verle esta semana, y ella también le preguntó, y a ella le dijo, desde la comodidad de los sillones de Moncloa, que no le preocupa el tema catalán, y que puede estar tranquila porque los independen­tistas no van a conseguir nada. Y yo me pregunto si es que aquí todos están jugando de farol como en una gran partida de mus. A ver quien hace el envite más fuerte.

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