Jean-Paul Bauval
Este arquitecto y matemático, nacido en Alejandría (Egipto), casado con una inglesa, reeducado en Bélgica, ciudadano del mundo y actualmente residente en Marbella, es el tipo más curioso que he conocido en mi vida. Se entiende con el mundo en árabe, francés, inglés, español, y seguro que chapurrea otros idiomas por su curiosidad intelectual. Conocerlo y admirarlo es algo inmediato y simultáneo y, de ahí, pasar al estado de quererlo es inevitable. Sencillo, divertido, contador de chistes en los que mezcla tres idiomas y no hay quien los entienda, narrador de sucesos y anécdotas que son pura Historia de la humanidad, llena el espacio en el que se encuentra con un aura limpia y contagiosa. Lo conocimos en nuestro viaje a Egipto y pasamos con su mujer Pauline (personaje digno de las novelas de Pearl S. Buck) y con él días maravillosos en los que Egipto y su magia milenaria se hacían presentes a través de sus palabras. A pesar de que lleva estudiando desde varias décadas las pirámides de Giza, y ha publicado varios artículos en libros y en revistas académicas, sigue preguntándose por el proyecto que alguien alumbró para la construcción de las pirámides y cuya explicación sería un descubrimiento extraordinariamente importante para la humanidad. Y con toda la sabiduría que lleva encima por sus estudios, viajes, publicaciones y por su provecta edad, es uno de los seres humanos más sencillos y humildes que he conocido, a veces, incluso, saca el niño alejandrino, que recuerda con asombrosa lucidez, para relatarnos mil y una historias, parientes cercanas del «Cuarteto de Alejandría». Junto con Javier Sierra y Nacho Ares forma un trío calavera de «egiptolocos» apasionados por la civilización que fue cuna de nuestro modo de vivir, de pensar y de rezar. Un abrazo, «habibi».