La Razón (Cataluña)

Messi ya es argentino

Por fin consigue el gran título que le faltaba con su selección para coronar su carrera

- José Manuel Martín -Madrid

Si la soledad es estar rodeado de gente y echar de menos a quien no está, Leo Messi era un futbolista que lo había ganado todo pero que le faltaba algo para coronar su carrera. Se sentía extraño en su país e incómodo cuando vestía la camiseta albicelest­e. Creció en Europa y sus compatriot­as siempre lo tuvieron bajo sospecha, especialme­nte después de cada decepción con la selección. Con el Barcelona todo era felicidad y el juego y los triunfos llegaban casi por inercia. Con Argentina la cuestión no era tan sencilla y tenía clavada esa espina de no haber sido capaz de acabar con la sequía de una selección histórica pero que no tenía más remedio que vivir de los recuerdos gloriosos del 78 y el 86. El último gran trofeo fue la Copa América de 1993, demasiado para un país futbolero hasta la médula y que puede ser muy cruel con los que no le llevan al triunfo.

Y eso le pasaba Messi hasta la noche del sábado, cuando su maldición albicelest­e se terminó precisamen­te en un templo como Maracaná y ante el mayor enemigo posible: Brasil. Era la quinta final de Messi con su selección y había perdido las cuatro anteriores. «Siempre nos tocó irnos de vacaciones y pasar los primeros días tristes y sin ganas de nada por las derrotas. Esta vez es diferente», decía aliviado. «Necesitaba sacarme la espina de poder conseguir algo con la selección. Había estado cerquita muchos años y sabía que en algún momento se iba a dar y no hay mejor momento que este. Agradecido a Dios por regalarme este momento en Brasil. Dios estaba guardando este momento para mí y se lo agradezco», continuaba sin que la mascarilla pudiera tapar la felicidad de su rostro.

Fue una liberación cuando el árbitro pitó el final. Messi se arrodilló en el suelo, apretó los puños y gritó de rabia. Rápidament­e todos sus compañeros llegaron hasta él, lo rodearon y hasta lo mantearon, como si sólo el capitán fuese el ganador. Y era un poco así, porque sabían lo importante para él levantar ese trofeo. La agonía terminaba tras las derrotas en las finales de Copa América en 2008, 2015 y 2016 y la del Mundial de 2014, en el mismo escenario.

El partido decisivo fue tan asfixiante como la larga espera. 1-0 gracias al oportunism­o de Di María y el error lamentable del rojiblanco Lodi. Su despeje equivocado dio paso al gol que Brasil no fue capaz de remontar ni poniendo en el campo a todos los delanteros, desde Vinicius a Gabigol pasando por Firmino. No hubo manera, y eso que Neymar lo intentó sin descanso a pesar de las patadas brutales que recibía. Se las dieron de todos los colores, con mención especial para la entrada que le costó la amarilla a Otamendi, una mezcla de placaje de rugby y llave de kárate. Lloró desconsola­do Ney cuando el partido terminó, porque él, como su amigo, tampoco acaba de ganar de verdad con su selección. Los dos, Neymar y Leo, se fundieron en un largo abrazo con mensajes al oído. Uno sonreía y el otro no podía parar las lágrimas.

Messi cantó y bailó como un componente más de la barra brava, y fue por fin tan argentino como la bandera. Han sido 45 días en la burbuja obligada por el covid junto a un grupo de jugadores muy jóvenes que él ve como el futuro de Argentina. En 18 meses está el Mundial y claro, como sucede en aquel país, ahora ya se ven campeones. «Siempre que se gana hay que aprovechar la inercia. Es más fácil cuando el resultado acompaña», decía el «10», que no se dejó nada a pesar de estar ahora mismo sin contrato. Desde los 13 años es la primera vez que no tiene una relación laboral con el Barcelona, así que una lesión podía complicarl­o, pero no le importó, porque ya ha dicho que cambiaría todo lo que tiene por ese trofeo con el escudo de la AFA en el pecho. Scaloni desveló después que su estrella jugó con molestias en el isquiotibi­al, pero qué es un pequeño dolor frente a tanta alegría. «Sé que el Obelisco, está lleno. Es increíble. Estoy feliz de que Argentina pueda disfrutar y llevemos para allá esta Copa que tanto queríamos y hemos esperado».

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AP Leo Messi besa la Copa América mientras sus compañeros de selección esperan detrás

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