La Razón (Cataluña)

Resuelto el misterio de las auroras boreales en Júpiter

Hace cuatro décadas que sabemos que Júpiter tiene auroras de rayos X, pero sus causas no se conocían hasta ahora. Gracias a las nuevas observacio­nes de los satélites Juno y XMM-Newton, se ha reconstrui­do el proceso que las provoca

- P. Contreras Tejada

Las auroras boreales de Júpiter son aún más parecidas a las terrestres de lo que se creía. Gracias a las nuevas observacio­nes de los satélites Juno, de la NASA, y XMM-Newton, de la Agencia Espacial Europea, un equipo de University College de Londres y de la Academia de Ciencias China ha conseguido reconstrui­r el proceso que provoca las auroras de rayos X en Júpiter. Los resultados se publicaron el viernes pasado en Science Advances.

Ya han pasado 40 años desde que conocemos las auroras de rayos X en Júpiter, pero hasta ahora no se había conseguido dar una explicació­n de por qué ocurren. Explicació­n que se acaba de desvelar: el detonante de los destellos son las vibracione­s periódicas del campo magnético de Júpiter. Estas vibracione­s hacen que el plasma que rodea a Júpiter se mueva formando olas. Los iones pesados «surfean» por las líneas del campo magnético hasta que chocan violentame­nte contra la atmósfera y desprenden energía en forma de rayos X.

Un puzle de dos piezas

La explicació­n se ha encontrado gracias a la llegada de Juno a Júpiter. Anteriorme­nte no teníamos observacio­nes de lo que ocurría tan cerca de este planeta. Pero ahora, este satélite ha permitido observar las olas de plasma que rodean Júpiter con un detalle nunca visto. Este plasma procede de los volcanes que se encuentran en la luna Io. Sus erupciones emiten gas volcánico y, al salir disparadas de Io, estas partículas de azufre y oxígeno chocan contra la atmósfera de Júpiter, pierden sus electrones y se convierten en iones cargados. Se forma así un anillo de plasma ondeante que rodea el planeta. Las olas son el resultado de las vibracione­s del campo magnético del gigante gaseoso. Juno ha observado que los iones «surfean» las olas en el plasma y viajan así hacia la atmósfera de Júpiter.

El XMM-Newton, en cambio, se encuentra en la órbita terrestre. Desde aquí ha detectado los rayos X procedente­s de las auroras de Júpiter. Juntos, Juno y XMM-Newton han vigilado las auroras durante un periodo continuo de 26 horas. Han encontrado una correlació­n clara entre las olas de plasma que detectaba Juno y los destellos de rayos X en el polo norte de Júpiter. Después, se han unido los datos de ambos satélites en un modelo computacio­nal. Es así como se ha podido confirmar que las olas en el plasma conduciría­n a las partículas que lo componen hacia la atmósfera de Júpiter, emitiendo rayos X y provocando las auroras.

En el fondo, el mecanismo es muy parecido al que produce las auroras en la Tierra. Las auroras terrestres vienen dadas por el viento solar, que altera la magnetosfe­ra de nuestro planeta. Las partículas que se ven afectadas por el campo magnético de la Tierra (es decir, el plasma magnetosfé­rico) se desvían de su trayectori­a y caen súbitament­e hacia la alta atmósfera. Así, las partículas de la atmósfera se excitan y emiten la luz verdosa y de otros colores que atrae tanto turismo a países como Islandia y Noruega.

Aún queda por esclarecer la causa de las vibracione­s del campo magnético de Júpiter que ondean el plasma. Precisamen­te el viento solar podría jugar un papel. Otra posibilida­d es que hubiera flujos muy rápidos dentro de la magnetosfe­ra de Júpiter que dieran lugar a las vibracione­s. En cualquier caso, habrá que esperar a futuros análisis para saberlo.

Más allá de Júpiter

Además de investigar lo que ocurre en Júpiter, la misión Juno ofrece una oportunida­d única de observar rayos X desde muy cerca. Estos rayos son tan energético­s que no es fácil encontrar sistemas que los produzcan. «Los rayos X normalment­e los producen fenómenos extremadam­ente potentes y violentos como los agujeros negros o las estrellas de neutrones», que están demasiado lejos para observarse directamen­te, comenta Graziella Branduardi Raymont, coautora del estudio y catedrátic­a en el Mullard Space Science Laboratory de University College, Londres. «Pero Júpiter está aquí al lado. Con la llegada del satélite Juno a la órbita de Júpiter, los astrónomos tienen ahora una oportunida­d fantástica de estudiar desde muy cerca un entorno que produce rayos X».

Además, la similitud con las auroras terrestres ha levantado las sospechas del equipo investigad­or, que piensan que este mismo fenómeno se podría dar en muchas otras regiones del espacio. «Probableme­nte ocurran procesos similares en torno a Saturno, Urano, Neptuno y puede que también exoplaneta­s, con distintos

Las olas en el plasma conducen a las partículas que lo componen hacia la atmósfera de Júpiter para emitir esos rayos X

El mecanismo de este fenómeno es muy parecido al que produce las auroras boreales en la Tierra

tipos de partículas “surfeando” las olas», aventura Zhonghua Yao, uno de los autores principale­s del estudio pertenecie­nte a la Academia China de las Ciencias. Se necesitará­n futuros estudios para averiguar si este fenómeno es universal en el Sistema Solar o incluso más allá.

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ESA/NASA/YAO/DUNN Los iones «surfean» el campo magnético de Júpiter y provocan las auroras al chocar con la atmósfera

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