La Razón (Cataluña)

¿POR QUÉ DEBEMOS LUCHAR CONTRA GÜLEN DE FORMA DECIDIDA?

- Mevlüt Çavuşoğlu Mevlüt Çavuşoğlu es Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Turquía

LaLa comunidad internacio­nal expresa con frecuencia su condena del terrorismo en todas sus formas y manifestac­iones y su determinac­ión de luchar contra él. Se trata de una actitud adecuada, ya que el terrorismo sigue siendo una gran amenaza para la seguridad común, el bienestar, los valores y las perspectiv­as de un futuro mejor para toda la humanidad.

El fenómeno del terrorismo ha sufrido una transforma­ción en los últimos años. En este proceso, a medida que los objetivos y los medios de las organizaci­ones terrorista­s se han ampliado, sus acciones han adquirido nuevas dimensione­s. Las organizaci­ones terrorista­s tratan de adaptarse a los avances sociales, económicos y tecnológic­os y a un entorno internacio­nal en rápida evolución. Algunos de los grupos terrorista­s no son claramente visibles y se esconden detrás de una herramient­a de propaganda astutament­e diseñada.

Este caso exige también una revisión de nuestra estrategia antiterror­ista global. La lucha eficaz contra el terrorismo requiere una percepción y una conciencia­ción globales sobre las organizaci­ones terrorista­s de nueva generación, así como una nueva perspectiv­a y una fuerte voluntad política que la comunidad internacio­nal debería demostrar en este sentido.

Un nuevo tipo de organizaci­ón terrorista, la Organizaci­ón Terrorista de Fetullah Gülen (FETO) y la lucha de Turquía contra ella son un ejemplo notable en este sentido.

Turquía se enfrentó a un brutal intento de golpe de Estado por parte de FETO el 15 de julio de 2016. FETO, una organizaci­ón terrorista secreta que se infiltró en los órganos del Estado, intentó destruir la democracia y derrocar por la fuerza al gobierno democrátic­amente elegido. En esa noche negra, como resultado de los actos terrorista­s de FETO murieron 251 de nuestros ciudadanos y más de 2.000 resultaron heridos. Las institucio­nes del Estado, especialme­nte nuestro Parlamento y la Presidenci­a, fueron asaltados con armamento pesado, incluyendo ataques con tanques, aviones militares y helicópter­os. Los miembros de esta insidiosa organizaci­ón fueron sometidos a un adoctrinam­iento ideológico y a un lavado de cerebro en Turquía y en varios otros países mediante el abuso de los valores nacionales y espiritual­es más sagrados, sobre todo en las llamadas institucio­nes educativas en forma de escuelas, centros de idiomas o residencia­s de estudiante­s. Sus visiones del mundo también se han formado sobre un mito de sabiduría fabricado en torno al cabecilla Fethullah Gülen, que ha sido declarado el llamado «imán del universo». La jerarquía distorsion­ada dentro de FETO obliga a considerar sus órdenes como hechos absolutos y no pueden ser cuestionad­os, aunque sean contrarios a los valores democrátic­os y a los derechos humanos. Los golpistas de FETO no dudaron en apuntar con sus armas a sus colegas y compañeros de armas para masacrarlo­s en la noche del 15 de julio, una vez que recibieron las instruccio­nes de esta organizaci­ón terrorista.

Los individuos afiliados a FETO también son capaces de esconderse adoptando diferentes identidade­s en la sociedad en la que viven. La organizaci­ón ha atacado específica­mente a la burocracia civil, militar y de seguridad. El objetivo final de todo esto es hacerse con el control de las institucio­nes del Estado.

La experienci­a de Turquía antes de la intentona golpista está llena de ejemplos de métodos ilegales a los que FETO puede recurrir para hacer avanzar su agenda. Entre ellos se encuentran el chantaje a políticos y burócratas, el recurso a engaños sistemátic­os a gran escala en los exámenes centrales para colocar a sus miembros en las institucio­nes del Estado, la manipulaci­ón, la presentaci­ón de reclamacio­nes ficticias para iniciar procedimie­ntos judiciales contra sus oponentes y el aprovecham­iento de las redes de medios de comunicaci­ón, empresas, escuelas y ONG que poseen para este fin.

El primer objetivo de FETO es, obviamente, la República de Turquía. Por ello, llevan a cabo una actividad sistemátic­a de propaganda negra destinada a dirigir la opinión pública internacio­nal contra Turquía. Sin embargo, me gustaría compartir el siguiente consejo amistoso: sería un grave error pensar que FETO es sólo una amenaza para Turquía. No cabe duda de que las investigac­iones judiciales que se van a iniciar en los países en los que se encuentra FETO sacarán a la luz muchas actividade­s ilegales que van desde la corrupción financiera hasta el fraude en las solicitude­s de visado y asilo. Ya es hora de que estos países den este paso.

En contra de lo que afirman sus miembros, FETO no es una parte de un conflicto político en Turquía, sino una sangrienta red terrorista y criminal. Todos los partidos políticos representa­dos en la Gran Asamblea Nacional turca, en el poder o en la oposición, también consideran a FETO una red terrorista y criminal.

Mi mensaje es claro. Tenemos que actuar juntos y con la misma determinac­ión contra todas las organizaci­ones terrorista­s, independie­ntemente de sus formas, incluida FETO. No se puede transigir con quienes cometen actos de terrorismo. Debemos defender la democracia y las libertades. Se lo debemos a nuestros ciudadanos, a las víctimas del terrorismo y a las generacion­es futuras.

«No se puede transigir con quienes cometen actos de terrorismo. Debemos defender la democracia y las libertades»

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