La Razón (Cataluña)

«Summer Of Soul», la historia y la música negra no se borran

El mismo año que el conocido festival de hippies «blancos», se produjo el Harlem Cultural Festival, un histórico evento musical que cayó en el olvido y que Questlove (The Roots) recupera en su debut como director en una película que se estrena mañana

- Ulises Fuente - Madrid

Cuando empezó a trabajar en el nuevo proyecto, Amir Thompson «Questlove» no se podía creer que las mismas circunstan­cias concurrier­an. Era marzo de 2020 y el homicidio de George Floyd a manos de un policía sacudía las calles. En 1969, los vendavales sociopolít­icos que barrían todo el país llegaron al Parque Mount Morris de Harlem. La comunidad negra había pasado apenas un año antes por la muerte de Martin Luther King (abril de 1968) y los disturbios de Watts y el asesinato de Malcolm X (1965). Las protestas por la guerra de Vientnam y el asesinato de Kennedy inflamaban las ciudades. La historia no cesaba de repetirse ante sus ojos mientras Questlove se encontraba trabajando en uno de los casos más sangrantes de borrado de la historia afroameric­ana en Estados Unidos: la celebració­n del Harlem Cultural Festival, que tuvo lugar en 1969, patrocinad­o por la ciudad de Nueva York y grabado íntegramen­te, pero jamás emitido. Las cintas de las legendaria­s actuacione­s de Stevie Wonder, Sly and the Family Stone, Nina Simone, B.B. King, The Staple Singers, The 5th Dimension y Mahalia Jackson, entre muchos otros, terminaron en el cajón de un sótano durante los siguientes 50 años. Por fin ven la luz en el documental «Summer of Soul: (…Or, When the Revolution Could Not Be Televised)», con el líder de la gran banda The Roots a la dirección.

«Me pregunté: ‘‘¿No es muy raro?’’ Las mismas circunstan­cias que propiciaro­n este concierto están volviendo a suceder mientras intentamos rodar esta película. ¿Hemos regresado al punto de partida, con los mismos disturbios, protestas, tiroteos e injusticia­s?», se cuestiona el músico. músico. «La respuesta es un rotundo sí», asegura el también productor sobre lo que considera que fue un acontecimi­ento cultural negro histórico con efecto transforma­dor, sanador, y que precisamen­te por eso era condenado al ostracismo. Para Questlove, ese hecho es «un ejemplo de la eliminació­n de la historia negra», sobre todo teniendo en cuenta que, ese mismo año, en esas mismas semanas, a solo 160 kilómetros al norte, tenía lugar el muy publicitad­o festival de Woodstock. Mientras los 400.000 asistentes al evento hippie y blanco (no solo blanco, claro, pero mayoritari­amente) acapararon titulares y construyer­on un mito cultural revolcándo­se en un barrizal, los 300.000 de Harlem apenas vieron registrado lo sucedido salvo en una grabación por parte de Hal Tulchin, quien recibió el encargo de Nueva York y recogió en vídeo todas las actuacione­s que se celebraron durante seis semanas.

Aplacar los ánimos

La película de Questlove sugiere que una de las razones por las que los funcionari­os de la ciudad respaldaro­n el festival fue la esperanza de que su celebració­n evitase los disturbios en el aniversari­o del asesinato de King. Después, ninguna televisión quiso emitir el contenido ni ninguna institució­n se ocupó de ello y Tulchin guardó las cintas en su sótano. Hasta que Robert Fyvolent, guionista y productor, dio con el dueño de los másteres y comenzaron a hablar sobre la posibilida­d de hacer una película. Tulchin falleció en 2017, pero, antes de hacerlo, dejó firmados los contratos para que se difundiera el contenido medio siglo después.

Sin embargo, a pesar del gran cartel artístico del llamado «Woodstock negro», lo más importante fue el hecho social. La cin

Las actuacione­s, grabadas hace cincuenta años, nunca fueron emitidas y ninguna institució­n mostró interés por ellas Fue una mezcla de barbacoa y terapia de grupo, de fiesta y de santa misa; miles de personas curaron sus heridas allí

ta documenta el momento en que la vieja escuela del movimiento de los derechos civiles y la nueva escuela del «black power» compartier­on escenario bajo la consigna de la unidad, una situación que se cristalizó en un hecho elocuente: aunque la policía de Nueva York estuvo presente para garantizar la seguridad de los conciertos, los organizado­res, con Tony Lawrence como rostro visible, solicitaro­n ayuda a los Panteras Negras para proteger a los asistentes afroameric­anos de la actuación policial. Mientras el hombre ponía un pie en la Luna en julio de ese mismo año, para la comunidad de Harlem había cosas que resolver mucho más abajo.

Sin psicólogo, con Mahalia

En la película, todos los testimonio­s, especialme­nte los de los anónimos asistentes, están de acuerdo en una cosa, lo importante que fue para la comunidad negra estar reunidos en un acontecimi­ento triunfal. Fue como un bálsamo por años y décadas de dolor y deshumaniz­ación. Fue una mezcla de barbacoa y terapia de grupo, de fiesta y de santa misa. Miles de personas curaron heridas y confiaron en un futuro más justo después de más de un siglo de discrimina­ción. «El evangelio era una terapia para el estrés y la presión de ser negro en Estados Unidos», dice el reverendo Al Sharpton al principio de la película. «No fuimos a un psiquiatra. No fuimos a acostarnos en un diván. No sabíamos nada sobre terapeutas. Pero conocíamos a Mahalia Jackson». Hay momentos de catarsis durante las interpreta­ciones de «O Happy Day», por The Edwin Hawkins Singers, de «Help Me Jesus», por The Staple Singers, y de «Lord Search My Heart», por la citada Mahalia Jackson, cuando la cámara se adentra en la multitud para mostrar la alegría, el baile liberador e incluso las convulsion­es purificado­ras.

También fue, claro, el año de la reinvenció­n de Stevie Wonder, que ya era reconocido pero que con solo 19 años se distanciab­a de sus bonitas canciones de amor para internarse en un sonido funk con tintes políticos. La película se abre con su solo de batería que anuncia su nueva identidad y que se clavó en el corazón de Questlove, a su vez, batería de The Roots. El filme, con toda su variedad de estilos que incluyen soul, R&B, gospel, blues, free jazz y por supuesto la vida latina de la Gran Manzana, puede leerse como un homenaje a la percusión, a la sustancia de la música negra de donde sea que arraigue. Sly & The Family Stone (que también tocaron en Woodstock) dejaron a la multitud boquiabier­ta. The 5th Dimension reunieron a 50.000 personas con un estilo que para algunos era «demasiado blanco», y David Ruffin, que se había separado recienteme­nte de The Temptation­s, estaba empezando una carrera de solista. Pero quizá el gran momento fue el de Nina Simone, que cantó su himno «To Be Young, Gifted and Black» («Ser joven, talentoso y negro»), una de las primeras veces que se escuchaba en público. «Sabes, en todo el mundo hay miles de millones de chicos y chicas que son jóvenes, negros y con talento. Y eso es un hecho», decía la letra de la canción, a la que acompañó citando a James Brown con un: «Dilo bien alto, soy negro y estoy orgulloso». Y es que, precisamen­te en aquel momento, se producía un cambio histórico que comenzaba con el vocabulari­o. Estados Unidos estaba aprendiend­o a dejar de utilizar el despectivo término «negro» por el de «black».

Fue, en fin, un evento catártico en el que los discursos políticos y los rezos colectivos se alternaron y que discurrió sin el menor incidente. Un acontecimi­ento de una dimensión más allá de lo artístico al que la película rinde justicia. «Al escuchar cómo Tulchin describía lo desgarrado­r que fue que el material no pudiera venderse, comprendí que necesitába­mos hacer esta película, porque es un material que puede provocar un efecto mariposa. Estos hechos arrojan luz sobre la importanci­a de conocer la historia para nuestro equilibrio espiritual y se erige como testimonio del poder sanador de la música en tiempos revueltos, tanto pasados como presentes», dice Questlove sobre un legado imborrable.

 ??  ?? Nina Simone, durante su actuación en el Harlem Cultural Festival, en 1969
Nina Simone, durante su actuación en el Harlem Cultural Festival, en 1969
 ??  ?? Una imagen del público del Harlem Cultural Festival
Una imagen del público del Harlem Cultural Festival
 ??  ?? La de The 5th Dimension fue otra de las actuacione­s estelares durante esas seis semanas
La de The 5th Dimension fue otra de las actuacione­s estelares durante esas seis semanas
 ??  ?? Mavis Staples y Mahalia Jackson protagoniz­aron momentos espiritual­es
Mavis Staples y Mahalia Jackson protagoniz­aron momentos espiritual­es
 ??  ?? El tropetista surafrican­o Hugh Masekela, durante su paso por Nueva York
El tropetista surafrican­o Hugh Masekela, durante su paso por Nueva York
 ??  ?? Sly Stone y su familia fueron los únicos que pasaron por el «Woodstock negro» y el blanco
Sly Stone y su familia fueron los únicos que pasaron por el «Woodstock negro» y el blanco

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