El reino perdido
Los españoles, dominadores en otras épocas en los Pirineos, no levantan los brazos en esta cordillera en el Tour desde 2015
Empieza ya a echarse mucho, demasiado, de menos ver a un ciclista español alzar los brazos en el Tour de Francia. Empieza a hacerse extraño ya que suceda, también. La última victoria data del 2018, cuando Omar Fraile se impuso en Mende. Pero todavía más lejanos quedan aquellos tiempos en los que los Pirineos eran el terreno acotado de los ciclistas españoles, de todas aquellas generaciones de oro que han ido pasando, brillando y dominando el plano ciclista y en concreto las montañas, como país de escaladores que es España y mucho más los Pirineos.
Esta edición del Tour, en la que la cordillera que hace de frontera entre nuestro país y Francia se ha convertido en crucial para el desenlace de la carrera, se hace más latente aún si cabe ese vacío. En el 2015 Joaquín Rodríguez se llevaba la victoria de etapa en Plateau de Beille. Fue la última vez que un ciclista patrio dominaba los Pirineos. Nuestras montañas. 22 españoles han tocado la gloria en los Pirineos, desde Jesús Loroño en 1943, en Cauterets, hasta Purito. El que más victorias atesora, cómo no, es Federico Martín Bahamontes. El Águila de Toledo se impuso en tres etapas pirenaicas que afianzaron su reinado en las montañas del Tour, título, el de mejor escalador, que ganó seis veces.
Tras él, otras dos leyendas: José Manuel Fuente, el «Tarangu», y el irrepetible Miguel Indurain, ambos con dos triunfos pirenaicos. Precisamente este año se cumplen treinta años de la primera vez que el gigante navarro se vistió de amarillo en el Tour y lo hizo en esta cordillera, en una etapa con el Portalet, el Aubisque, el Tourmalet, el Aspen y la meta en Val Louron. Indurain atacó en el Tourmalet, pero después decidió esperar a Chiapucchi, cederle la victoria como el gran campeón que fue, y estrenar el maillot amarillo en sus espaldas, del que no se despojó despojó hasta 1996. Pero si los Pirineos es la cordillera del ciclismo español, nuestra cima es, sin duda la de Luz Ardiden a donde hoy llega el Tour de Francia. Cinco de las ocho veces que la ronda gala ha alojado su meta aquí ha ganado un corredor español. Abrió la cuenta Perico Delgado en 1985, en el 88 hizo lo propio Lale Cubino y un año después, Miguel Indurain. Después hubo que esperar hasta 2001 para repetir la gesta. El encargado fue Roberto Laiseka, que hizo las delicias de la marea naranja vestido con el maillot de Euskaltel, igual que Samuel Sánchez en el 2011.
El penúltimo de los triunfos españoles, antes de Purito fue sin duda uno de los más emotivos y especiales. Lo firmó Alejandro Valverde en Peyragudes, tras una larga escapada bajo la lluvia que tanto odia el murciano. El «Bala» regresaba al Tour de Francia en ese año 2012 y también al ciclismo tras su parón obligado por la sanción de dos años que sufrió y lo hizo por todo lo alto, demostrando que el mismo gran corredor de antes seguía vivo.
Y así sigue, escalando los pirineos con 41 años, buscando como en Andorra el pasado domingo, un triunfo de etapa, y quién sabe si también hoy, camino de Luz Ardiden, puede devolver al ciclismo español a su trono perdido.