LA CATALUÑA MÁS OSCURA LA FOTO
TemporadaTemporada de incendios forestales. La España verde, pero también la otra, sufre los estragos de la canícula, el infortunio y los desaprensivos. Ninguna administración esquiva su compromiso ni exprime los esfuerzos y los medios en pos de ese bien mayor que son siempre las vidas en potencial peligro y el patrimonio medioambiental irrecuperable. No hay espacio para la mezquindad política ni la instrumentalización en pos de réditos espurios. Al menos, eso es lo que exigiría la dignidad pública. Aquí, como en otros órdenes de la actividad institucional, los gerifaltes separatistas van por libre y eluden el decoro que se le supone a todo responsable institucional. Desde el viernes se combate contra las llamas en el parque natural del Cabo de Creus (Gerona) que han calcinado 415 hectáreas de masa forestal, y que al fin parecen controladas. ¿Qué tipo de ventaja o beneficio ha pretendido lograr la nomenclatura secesionista al ocultar la notable participación de recursos aéreos de las Fuerzas Armadas en eficaz colaboración con los desplegados por el gobierno catalán? ¿Qué clase de mentalidad perversa y definitivamente estropeada conduce a que personajes como la presidenta del Parlament culpe al Estado del progreso del fuego mientras silencia el despliegue castrense en el frente del siniestro? ¿Con qué rostro de descaro deshonesto se queja de que España ha vetado la presencia de ayuda francesa y que eso justifica la necesidad de una Cataluña independiente? Ese cuanto peor mejor patológico. ¿Cuánto le ha disgustado a Laura Borràs ese paraje abrasado, de naturaleza muerta? Nada.