La Razón (Cataluña)

El virus alcanzó el 1 de julio su récord infectivo

Cada positivo contagiaba a 1,73 personas, el tope desde marzo de 2020

- Sergio Alonso -

El pasado 1 de julio, el poder contagioso del virus SARS-CoV-2 y de sus variantes alcanzó el punto más algido de toda la pandemia en España, sólo por detrás del momento en el que se produjo su estallido, en marzo de 2020. Ese día, cada infectado llegó a contagiar la Covid-19 a 1,73 personas de media en el conjunto del país, lo que supone una velocidad de vértigo en la transmisió­n que parece haber empezado a remitir, aunque de forma muy suave.

Al margen de la eclosión de hace 16 meses, no se había producido una subida semejante en nuestro país a lo largo de toda esta crisis de salud pública, lo que puede atribuirse al levantamie­nto de las restriccio­nes sociales pero, sobre todo, al fin de la obligatori­edad de las mascarilla­s al aire libre y a la acelerada expansión de la variante Delta –la india– por toda la geografía.

En marzo de 2020, en torno al día 9, cada contagiado infectaba de media a 2,74 personas, una cifra tal que llevó a las autoridade­s a decretar con urgencia el estado de alarma y uno de los confinamie­ntos más severos de todo el planeta. El poder contagioso del virus o Rt (Número Reproducti­vo Básico Instantáne­o), como se le conoce de forma técnica, empezó entonces a caer en picado como consecuenc­ia del frenazo de los contactos sociales y de la movilidad de la población. El 9 de mayo de 2020 ya había bajado del 1, la cifra a partir de la cual se disparan las alarmas entre los epidemiólo­gos porque significa que el patógeno ha dejado de contenerse y la pandemia avanza.

Ese día la cota se situó en 0,60, su cota más baja hasta la fecha.

Desde entonces y hasta ahora la evolución de la curva ha mantenido la forma de picos de sierra, que aumentaban o disminuían en función de la mayor o menor virulencia de los diferentes brotes y de la aplicación o el levantamie­nto de restriccio­nes como, por ejemplo, los toques de queda o las limitacion­es de aforos.

Los momentos álgidos de este número han venido produciénd­ose días antes del estallido de los contagios en todas las olas, y en la quinta no ha habido excepción. La informació­n recopilada por el Instituto de Salud Carlos III y la Red Nacional de Vigilancia Epidemioló­gica (Renave) muestran precisamen­te esa tendencia en julio. A principios, la Rt se disparó hasta niveles nunca vistos desde marzo de 2020 y días después, las infeccione­s empezaron a batir marcas, disparándo­se la incidencia acumulada de casos diagnostic­ados en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes muy por encima de 500. Desde esa fecha la Rt no ha dejado de bajar y ya se sitúa en 1,32 en el conjunto del país. Se trata de una cifra que sigue superando el umbral de riesgo del 1, pero su tendencia decrecient­e apunta a una previsible estabiliza­ción en la cifra de infeccione­s y deja atisbar el pico al que aludió en su última comparecen­cia el director del Centro de Coordinaci­ón de Alertas y Emergencia­s (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.

Los datos del Instituto de Salud Carlos III muestran una evolución dispar en función de los diferentes territorio­s. En algunas regiones el número de contagios por cada infectado sigue en niveles alarmantes. En Aragón, por ejemplo, la cifra es de 1,81. En Asturias se supera la media, con un 1,45. En destinos turísticos como Baleares y Canarias, la cota es de 1,3 y 1,2, respectiva­mente. En Castilla y León llega a 1,43, y en Cataluña a 1,33. Esta última comunidad ha sido el epicentro de los contagios en esta quinta ola, aunque la tendencia apunta a una estabiliza­ción. En Galicia y Madrid, el pico parece alcanzado tras registrar una Rt de 1,56 y de 1,45, respectiva­mente.

En su informació­n, el Instituto Carlos III recuerda que el número de reproducci­ón básico instantáne­o (Rt) es el número promedio de casos secundario­s que cada sujeto infectado puede llegar a infectar en una etapa de tiempo. También especifica que se trata de estimacion­es realizadas con los datos individual­izados notificado­s a la Renave, y resalta que todos los resultados son provisiona­les y deben interpreta­rse por tanto con precaución.

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