«Con la rehabilitación olfatoria, los pacientes se recuperan antes y mejor»
«La disfunción olfatoria es uno de los síntomas más frecuentes del COVID persistente, así como uno de los que más altera la calidad de vida de las personas»
ALFONSO SANTAMARÍA
Autor del estudio y miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología
LaLa disfunción olfatoria persistente es uno de los síntomas más prevalentes tras una infección por el SARSCoV2 y, al respecto, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORLCCC) ha elaborado el documento de revisión ‘Disfunción olfatoria en la COVID-19 persistente. Actualización’, el cual concluye que la rehabilitación olfatoria es el tratamiento que mejores resultados ofrece para los pacientes con este tipo de disfunción. -¿Qué es la disfunción olfatoria por COVID-19 persistente? ¿Qué prevalencia tiene?
-El COVID persistente es una de las causas más frecuentes de pérdida de olfato, hiposmia o disfunción olfatoria y la disfunción olfatoria por COVID persistente es aquélla que está provocada por COVID y dura más de 12 semanas. Hay muchos estudios acerca de su prevalencia con resultados bastante dispares, pero se estima que después del COVID más o menos el 50% de las personas pueden tener hiposmia o disfunción olfatoria, aunque no se tiene muy claro en qué porcentaje de éstos persiste más de 12 semanas. Lo que está claro es que es uno de los síntomas más frecuentes del COVID persistente y que más altera la calidad de vida.
-¿Existe un perfil de paciente con un mayor riesgo de desarrollarla?
-Se sabe que aquellos pacientes que han pasado un COVID más leve tienen mayor prevalencia de disfunción olfatoria o hiposmia. Es decir que aquellos pacientes que han estado en la UCI u hospitalizados y han estado con COVID muy grave van a sufrir menos esta disfunción, aunque aún no se sabe muy bien por qué. -¿Cuánto puede durar? ¿Siempre remite?
-Puede no recuperarse y hay gente que se queda con el grado máximo de disfunción olfatoria y pierde completamente el sentido del olfato, pero, por suerte, este porcentaje es muy bajo y la mayor parte de la gente que tiene disfunción olfatoria tras el COVID lo recupera a los pocos días. Hay un estudio que habla de que la media de recuperación son nueve días. - ¿De qué depende que se tarde más o menos tiempo en recuperar la función olfatoria? –Se está estudiando, pero realmente no se sabe. Se intuye que ésta se produce por el daño que genera el virus en la zona del olfato, que está en la parte alta de la nariz, y el virus tiene unas moléculas en común de entrada en estas células y las destruye. Así pues, se sabe que es por ese daño y se cree que a más daño, menos probabilidad de recuperación. –¿Qué consecuencias tiene para el paciente de COVID la pérdida del olfato? ¿Ésta va ligada a la pérdida del gusto? - El gusto es muy raro perderlo. Éste está compuesto por cinco
«El olfato es un sentido que está minusvalorado, pero cuando la gente lo pierde se da cuenta de lo importante que en realidad es»
sabores -el salado, el dulce, el ácido, el amargo y el umami-, pero lo que nosotros entendemos como el sabor de los alimentos, viene compuesto por el olfato y el gusto y si perdemos el olfato o disminuimos su capacidad, el sabor de los alimentos se altera. Las consecuencias de la pérdida del olfato son muchas. Éste es siempre un sentido que está un poco minusvalorado, pero cuando la gente lo pierde se da cuenta de lo importante que es, primero por el tema de la comida, pero también por seguridad, para detectar por ejemplo escapes de gas, así como en lo relativo a la higiene corporal... Es mucho más importante en nuestro día a día de lo que pensamos.
-¿Existe algún tratamiento farmacológico para recuperar la función olfatoria?
- No está del todo claro. Parece que los corticoides orales dados de inicio podrían mejorar algo a los pacientes de COVID, aunque dados tardíamente no tienen sentido. También se está estudiando la vitamina A intranasal, pero la verdad es que hay muy pocos datos y los estudios son bastante inconclusos, así que no podemos decir que hay un tratamiento con medicamentos oficial para la recuperación del olfato.
-Sin embargo, se ha comprobado que la rehabilitación olfatoria mejora esta función. ¿En qué consiste? ¿Durante cuánto tiempo debe hacerse para que resulte eficaz?
- Esta terapia ya se conocía antes del COVID porque la hiposmia postviral, que es aquélla provocada por un virus, ya la conocíamos antes y la teníamos estudiada y éste era el tratamiento, que también se ha visto que es efectivo con el COVID. Consiste en exponer al paciente a entre cuatro y seis olores un par de veces al día durante unos 10 minutos para intentar que evoque recuerdos. Por ejemplo, cuando está oliendo un limón, si ha tenido un recuerdo de su infancia de un día con su familia en una zona de limoneros, se intenta relacionar lo que está oliendo y sus recuerdos. La duración de la terapia es un poco variable y hay estudios de todo: tres meses parece lo mínimo hasta un año e incluso, como es un tratamiento que no tiene prácticamente efectos secundarios, hay gente que lo alarga dos años. -¿La disfunción olfatoria no es un síntoma solo del COVID?
- La causa más frecuente de pérdida de olfato es el catarro común, un resfriado. Cualquier resfriado nos puede hacer perder el sentido del olfato. Obviamente, al principio, cuando tenemos el momento más agudo de la congestión, es normal que lo perdamos, pero estamos hablando también de una pérdida más a largo plazo por un daño en la zona del olfato, como hace el coronavirus. -¿Tienen cuantificado cuánto tiempo acelera esa rehabilitación la recuperación?
-Los estudios han demostrado que con la rehabilitación los pacientes recuperan antes y más, pero no hay datos concretos.