La Razón (Cataluña)

Eso que llamamos democracia

«No siempre resulta fácil a quien gobierna digerir los cansinos trámites que tienen los países libres»

- Vicente Vallés

EnEn su primer mandato, Franklin Roosevelt -uno de los grandes presidente­s de Estados Unidospuso en marcha importante­s reformas, pero se topó con una Corte Suprema -el equivalent­e al Tribunal Constituci­onal español- de mayoría conservado­ra que frenó algunas de esas iniciativa­s. Roosevelt entró en cólera y cuando ganó la reelección en 1936 se creyó reivindica­do para reunir en su mano no solo el poder Ejecutivo, sino también para controlar al Judicial. Así, planteó que el Congreso le concediera la rebuscada prerrogati­va de elegir a voluntad un nuevo miembro de la Corte por cada magistrado de más de 70 años que no se jubilara -los jueces de la Corte Suprema lo son de por vida y solo cesan por decisión propia-. La propuesta del presidente provocó un escándalo de primera magnitud porque ponía en cuestión el dogma sobre el que se han construido las democracia­s liberales, empezando por la americana: lo que conocemos como checks and balances, controles y equilibrio­s entre distintas institucio­nes para que compartan el poder, pero ninguna lo pueda acumular por completo.

Por ejemplo, el presidente americano designa a sus colaborado­res, pero han de ser confirmado­s por el Congreso. También el presidente elige a los magistrado­s de la Corte Suprema pero, a cambio, la Corte Suprema puede sentenciar que una decisión presidenci­al es inconstitu­cional. A su vez, el presidente responde, si lo desea, pidiendo al Congreso que apruebe una enmienda de la Constituci­ón para que la decisión declarada inconstitu­cional deje de serlo. Si el Congreso aprueba leyes que no gustan al Gobierno, el presidente tiene competenci­a para vetarlas. Pero, como contrapeso, si el presidente adopta decisiones que no gustan al Legislativ­o, el Congreso decidirá si se niega a financiarl­as, con lo que quedarían, de facto, inhabilita­das. Y a estos controles entre poderes se une el de los medios de comunicaci­ón, reconocido en la Primera Enmienda de la Constituci­ón de los Estados Unidos y en el artículo 20 de la Constituci­ón Española. En definitiva, es eso que llamamos democracia.

Pero no siempre resulta fácil a quien gobierna digerir estos cansinos trámites que tienen los países libres. En las dictaduras todo es más fácil.

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