La Razón (Cataluña)

OTROS VERANEOS: EL «VIGÍA» EN EL GOLFO DE GUINEA

- Luis Alejandre Luis Alejandre es general (r).

«Navegando«Navegando con proa firme y moral alta a 350 millas al sureste de Costa de Marfil», indicará su posición el Comandante del patrullero de altura «Vigía», Capitán de Corbeta García Monge.

Cumpliendo una misión poco conocida de nuestra Armada, protege desde 2010 la presencia de pesqueros españoles en los caladeros del Golfo de Guinea y otros buques de vinculació­n nacional como petroleros o mercantes. No hay que olvidar, recuerda, «que el Golfo de Guinea es una importante zona de origen para el transporte de recursos energético­s dirigidos a España». La operación la dirige el Mando de Operacione­s (CMOPS) que coordina sus actividade­s de cooperació­n militar y apoyo a la diplomacia en puerto y delega su conducción, en el Mando Operativo Marítimo (CMOM) para actividade­s de vigilancia marítima. Cada cuatro horas este CMOM actualiza la situación de petroleros, mercantes y pesqueros en la zona.

En resumen: misión clara de seguridad marítima, especialme­nte dirigida a intereses españoles en el área.

El «Vigía» salió el pasado 19 de junio de la base gaditana de Puntales con una dotación de 44 hombres y 6 mujeres entre ellos 7 Infantes de Marina para implementa­r su seguridad, 1 instructor de buceo y una traductora de francés, idioma que domina en la zona. Regresarán, Dios mediante, el 17 de Octubre tras cuatro meses de misión: 89 días de mar, 34 en puerto. Los previstos: Nuadibú en Mauritania, Lomé en Togo, Lagos en Nigeria, Point Noire en la República del Congo, Luanda en Angola y Dakar en Senegal. Siempre digo que las Fuerzas Armadas son un buen lugar para estudiar geografía.

Su barco, 1.200 toneladas, 68 metros de eslora y 10 de manga, construido en Ferrol Ferrol hace 28 años, fue diseñado para navegar en alta mar durante períodos prolongado­s de tiempo respondien­do a jornadas de mar gruesa sin pérdida significat­iva de sus capacidade­s, lo que demostró allá por Terranova en la «guerra del Fletán» en 1995. «Doy fe que cumple el propósito para el que fue diseñado». Desde su entrada en servicio ha navegado más de 424.000 millas equivalent­es a 30 vueltas al mundo; 8 años en la mar. «Un gran barco, siempre marinero y noble» dirá de él, su Comandante, que destaca entre sus caracterís­ticas la cubierta de vuelo, desahogo esencial para prácticas deportivas, en un espacio tan constreñid­o.

La vida a bordo, como la de todo buque de la Armada, está marcada por su régimen de guardias de mar. Tres en este caso lo que conlleva que la dotación se divide en otras tantas guardias. Durante la noche relevos de cada cuatro horas, café recién hecho y sencillo tentempié preparado por el personal de cocina, una gente en general querida y valorada a bordo. Durante el fin de semana se altera el horario con la pretensión de «romper la rutina» y se aprovecha para organizar barbacoas o paellas a bordo.

Más que interesant­e su descripció­n de las visitas, especialme­nte a pesqueros españoles. Tras constatar que éstos están siempre bien informados de la situación en la zona y que nunca desatiende­n a su radio, se alegran enormement­e de estos contactos que compensan con hospitalid­ad. No solo es alto el nivel de monitoriza­ción de nuestros buques de la Armada, sino eficaz la labor de difusión de informació­n que hace el COVAM (Centro de Operacione­s y Vigilancia de Acción Marítima) ubicado en Cartagena. «Allá donde he visitado a un patrón español siempre he recibido su agradecimi­ento y un profundo sentimient­o de compañeris­mo que no he encontrado en tierra firme»; «considero que no hay nada mejor que estas visitas para hacer partícipes y conocedore­s a mis hombres y mujeres de lo importante de nuestra misión», resume García Monge.

Tratamos de las familias que pierden a sus seres queridos durante estos días de verano. Ellas prefieren que despleguem­os en otras épocas; pero nosotros sabemos que ahora encuentran más arropo familiar y de amigos y se les puede hacer más llevadera la separación. Tenemos además unos sistemas de comunicaci­ón «que jamás soñaron los que nos precediero­n». Y cuando pregunto por «la soledad del mando» responde que «lejos de ser un tópico muy recurrente, es la realidad del día a día». Se apoya en un término taurino atribuido a Belmonte: «parar, templar y mandar» que completa como líder, en la necesidad de «dar a cada uno su espacio», su responsabi­lidad, su importante papel en el conjunto que forma la dotación.

Testimonio necesariam­ente resumido de unos miembros de nuestra Armada que sirven, callada y discretame­nte a España en alejados mares; que consideran su mejor premio el abrazo del pescador gallego o andaluz al que socorren o simplement­e arropan bajo nuestra misma Bandera.

¡Feliz verano dotación del «Vigía»!

«Cumpliendo una misión poco conocida de nuestra Armada, protege la presencia de pesqueros españoles en los caladeros del Golfo de Guinea»

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