El Gobierno exhibe su debilidad en el Congreso
El Ejecutivo sufre para sacar adelante los decretos estrella del IVA y las mascarillas, entre críticas de los socios por su unilateralidad
Nuevo Gobierno, misma debilidad parlamentaria. El último pleno del Congreso antes del descanso estival volvió ayer a poner de manifiesto la soledad del Ejecutivo y su paupérrima aritmética parlamentaria. Una soledad de ida y vuelta. Por un lado, porque Moncloa no tiene en cuenta al resto de fuerzas políticas, cuyos votos necesita, para negociar las iniciativas que aprueba en Consejo de Ministros y, por otro, porque los socios comienzan ya a plantarse y a elevar notablemente el tono contra la unilateralidad que despliega el Gobierno. Las votaciones que se produjeron en el Congreso tras horas de debate y negociación fueron tan ajustadas que, en una de ellas –la relativa a los interinos– se produjo un primer empate que hizo que los socialistas contuvieran la respiración y que obligó a repetir el recuento. Tras este susto inicial, se logró salvar la votación por un solo voto.
Las dificultades del Ejecutivo para aprobar los cuatro decretos que llevaba al Congreso para su convalidación demuestran que tanto el ministro Félix Bolaños como su secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, tendrán que esforzarse por restañar el vínculo con sus socios, cuyos apoyos requieren para sobrevivir políticamente hasta el final de la legislatura. La crítica unánime de todos ellos es que el PSOE funciona como si tuviera mayoría absoluta, cuando la realidad es que con su pacto con Podemos, apenas llega a los 155 diputados.
La primera en abrir fuego fue la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que sometía a convalidación el real decreto que aprobó la bajada del IVA de la factura de la luz. Un debate que, el mercado quiso que coincidiera con el récord del precio de la misma, por lo que la medida que el Gobierno aprobó para intentar paliar el ascenso de las facturas ha quedado absolutamente superada por los acontecimientos. El Gobierno recibió críticas por lo que consideran un «parche», que no tiene ya impacto por la subida indiscriminada del precio de la luz y que supone además una disminución de los ingresos públicos. Algunas fuerzas pidieron más ambición y aprobaron la medida «con la nariz tapada», exigiendo una reforma del mercado eléctrico, en lo que respecta a la fijación de precios, para dejar de pagar «un bocata de calamares a precio de caviar».
Tanto el decreto estrella de la bajada del
IVA de la luz como el de la eliminación de la obligatoriedad de portar la mascarilla al aire libre, cuando se pueda mantener la distancia de 1,5 metros, que se convalidaban ayer en el Congreso se aprobaron en un Consejo de Ministros extraordinario 48 horas después de la concesión de los indultos a los líderes del «procés», algo que tampoco pasó inadvertido a los partidos de la oposición.
La eliminación de las mascarillas en exteriores que lleva desde entonces en vigor y que ayer se convalidó en el Congreso, lo hizo en un contexto en el que socios como el PNV demandan que se dé marcha atrás y se vuelva a imponer de manera obligatoria en todos los casos, dado el aumento de los contagios que se está produciendo en el marco de la quinta ola. Los nacionalistas vascos y ERC evitaron apoyarlo.
Pero, sin lugar a dudas, el decreto que generó mayor confrontación y que obligó a negociar durante toda la mañana, en paralelo al propio Pleno, y que se saldó con un acuerdo «in extremis» con ERC y Podemos para salvarlo, fue el referente a los interinos. La votación estuvo tan ajustada que primero se produjo un empate, que obligó a repetir la votación, y después se salvó por un solo voto. Las negociaciones también obligaron a los socialistas a ceder y aceptar las oposiciones no eliminatorias y eximir de ellas al personal temporal con más de 10 años de experiencia que no haya obtenido plaza en ese período.
El decreto para reducir la temporalidad en el sector público, popularmente conocido como «icetazo», porque lo promovió el entonces ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta, fue defendido por la actual titular de la cartera,
María Jesús Montero, que asumió las competencias de Función Pública en la remodelación del Gobierno, en ausencia de Iceta en el Pleno, lo que también fue blanco de las críticas de los portavoces parlamentarios que han afeado que no estuviera presente y diera la cara.
El decreto de los interinos se salvó por un solo voto, tras repetir la votación y después de horas de negociaciones