La Razón (Cataluña)

QUÉ BUENO TENER AMIGOS

- POR JUAN RAMÓN LUCAS

A Elena nunca le ha tocado la lotería. Conoce gente que ha tenido décimos premiados, terminacio­nes y esas cosas, pero a ella ni eso. Y tampoco ha tenido cerca agraciados con premios importante­s. Quizá tengan razón los que dicen que para que te toque un gordo tienes que trabajárte­lo, pero no sabe muy bien cómo se hace eso.

Elena piensa que segurament­e será una lotería lo de las ayudas y los créditos a las empresas para que se recuperen del puñetazo de la Covid y puedan salir del «K.O.» (no le gusta el boxeo, pero el símil se le antoja apropiado) en que han quedado cientos de miles de ellas, sobre todo pequeñas. Tampoco aquí conoce a muchos que hayan podido alcanzar esa pequeña fortuna del crédito. Que sí, que en la primera tanda, los ICO sí se generaliza­ron, y contribuye­ron a aliviar situacione­s. Pero lo que se pensaba que iba a ser temporal se ha cronificad­o en muchos casos o ha terminado por hundir empresas. Y no son pocas las que no van a poder devolver lo prestado. La suya, por ejemplo, que han tenido que cerrar la tienda y no sabe cómo y cuándo podrá volver a abrirla. O pagar lo que debe.

Entiende Elena perfectame­nte las razones por las cuales los casi cuarenta procesados por malversaci­ón de fondos públicos de la Hacienda catalana gozan del privilegio de fianzas prestadas con aval de esa misma Hacienda a la que malversaro­n. Son razones políticas, de interés político y están en la línea oficial del independen­tismo de negar la jurisdicci­ón de cualquier ley en el ámbito que sea, que emane de la autoridad legal española sobre todo si perjudica sus intereses o a su gente. Evidenteme­nte, Elena cree también que esto es, por lo menos, irregular; hasta está casi segura de que podría acercarse a otro delito de malversaci­ón. Malversar sobre lo malversado. Pero tiene su sentido en este carrusel de locura que envuelve el ecosistema del independen­tismo; no es solo cuestión de suerte o trabajo: hablamos de política y del extraño e impredecib­le juego en el tablero de los sueños imposibles en que despliega su estrategia el inexcrutab­le ajedrez indepe.

Pero lo de Plus Ultra ya le parece más extraño. Suena más a premio gordo, pero amañado. Y eso le cabrea enormement­e. ¿Será así como se trabajan los premios? ¿Comprar en el lugar adecuado el número justo y con la cantidad de boletos o hasta series que aumentan el índice de probabilid­ades hasta el infinito?

La diligencia de una jueza de Madrid obligará a que la semana que viene la empresa informe debidament­e de las razones para cobrar el segundo pago de los 53 millones adjudicado­s. Ha cobrado ya 19. Se supone que el paraguas del Fondo de Apoyo a la Solvencia de las Empresas Estratégic­as, abriga préstamos a empresas con perspectiv­as de solvencia y estratégic­as, como su propio nombre indica. Además, españolas. Y que se hayan visto afectadas por la Covid. Plus Ultra es una compañía aérea que en el momento de concederse la ayuda, marzo de este año, operaba con un solo avión fijo y su amplitud estratégic­a es tanta como la de cubrir menos de un uno por ciento de las conexiones aéreas en España, un total de 800 vuelos en 2019, y estar por debajo de la posición 160 en cuanto a tráfico aéreo. Además, acumula pérdidas desde su nacimiento en 2011, con lo cual difícilmen­te puede aspirar a que resulte creíble que devolverá el dinero en los plazos previstos (2024 y 2026). Por si esto no fuera suficiente para albergar la impresión de que se han trabajado muy bien la lotería de un premio inmerecido, más del 56 por ciento del capital está directa o indirectam­ente en manos de empresario­s venezolano­s, algunos cercanos a Maduro. Pero hay más: la Abogacía del Estado, se ha opuesto a la decisión de la jueza con el curioso argumento de que si no se le dan los 35 retenidos, no podrá devolver los 19 que ya ha recibido, porque se hundirá definitiva­mente. Hombre, piensa Elena, siempre será mejor que se pierdan 19 millones que no 53…pero como ella no es abogada del Estado, quizá le falte conocimien­to. Le suena rarísimo todo esto. Feo, turbio. Ojalá esta semana presenten los papeles y se aclare todo.

De lo que no carece es de capacidad de juicio. Y de la sensibilid­ad suficiente como para poder apreciar que en este tiempo de dolor y escasez, de empresas que se hunden y personas que pierden la esperanza y el futuro, hay gente que tiene buenos amigos con dinero de los demás, y otros a quienes les alcanza una fortuna tan inexplicab­le como lejana para el común de los mortales. También con dinero de los demás. Ella sigue esperando, con la verja de la tienda echada, y la esperanza diluyéndos­e en el silencio un poco más cada día.

Elena piensa que segurament­e será una lotería lo de las ayudas y los créditos ICO a las empresas para que se recuperen del puñetazo de la covid

Pero lo de Plus Ultra ya le parece más extraño. Suena más a premio gordo, pero amañado. Y eso le cabrea enormement­e

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PLATÓN
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