La Razón (Cataluña)

El aluvión de reservas procedente­s de Reino Unido contrasta con las anulacione­s desde otros mercados La vuelta de los británicos no salva el turismo del verano

- POR RAQUEL BONILLA

La montaña rusa en la que está subido el sector turístico nacional este verano no es una simple atracción de feria, sino más bien un auténtico Everest de picos pronunciad­os y profundos valles. A pesar de que la ansiada llegada de los turistas británicos esta semana ha supuesto un soplo de aire fresco para la industria, lo cierto es que no trae consigo el oxígeno suficiente como para cantar victoria en un verano que la mayoría ya da por perdido. «Las expectativ­as que se generaron con el fin del estado de alarma son imposibles de cumplir. Vivimos en una perpetua incertidum­bre», asegura tajante Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo, quien recuerda que «a finales de junio desde la Secretaría de Estado de Turismo se estimó la llegada de casi 17 millones de viajeros internacio­nales a nuestro país este verano, lo que supondría un 45% de los que vinieron en ese mismo periodo de 2019, pero esas previsione­s no se van a cumplir en absoluto, ni con británicos ni sin ellos». De hecho, todo apunta a que esta temporada estival el sector ingresará 20.000 millones menos que el verano de 2019 como consecuenc­ia de la inestabili­dad de los mercados internacio­nales ante la quinta ola de coronaviru­s, según estimacion­es de Exceltur.

Respiro británico insuficien­te

Tras eliminar este lunes la cuarentena impuesta por Boris Johnson a quienes volvían de España, la euforia de los ingleses por viajar a nuestro país ha sido inmediata, hasta el punto de que las reservas para volar a España desde allí se dispararon un 400% a principios de semana, según datos de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Ese empujón resulta un alivio, porque se trata de nuestro principal mercado emisor, con el que existe una peligrosa relación de dependenci­a. No en vano, uno de cada cuatro visitantes internacio­nales es de esta nacionalid­ad, dato que aumenta cuando hablamos de Baleares, Canarias, la Costa del Sol o Levante, donde suponen más del 35%. Pero no será suficiente.

Bien lo sabe Toni Pérez, alcalde de Benidorm, quien recuerda que «el hecho de que vuelvan los ingleses es una gran noticia, porque en nuestro caso implica el 90% de todo el mercado internacio­nal. Sin embargo, apenas se está notando todavía», lamenta el edil popular. De hecho, a pesar de estar a finales de julio, en plena temporada alta, la planta hotelera de la ciudad más turística de nuestro país aún mantiene el 25% de sus alojamient­os cerrados. «Ahora prima el mercado nacional y Benidorm tendrá un buen verano gracias al viajero español, tal y como ocurre otros años, mientras que la vuelta de los británicos nos permitirá ir rodando poco a poco el engranaje después de tantos meses de pandemia. El objetivo ahora pasa por estar a pleno rendimient­o a principios de septiembre, porque sabemos que el verano ya es imposible. La esperanza este año es que podasiendo mos alargar la temporada alta hasta octubre y, si me apuras, incluso hasta noviembre, jugando también con la oportunida­d que supone la vuelta del Imserso», anticipa Pérez.

Ese ansiado objetivo no es solo para Benidorm, ya que lo comparte a pies juntillas el sector turístico que, después de asumir que estamos ante un segundo verano crítico, se conforma con transforma­r el otoño en los coletazos de la temporada alta. «Es el clavo ardiendo al que tenemos que agarrarnos, porque se trata de la única herramient­a con la que podremos equilibrar la falta de visitantes en julio y agosto», asegura Abella, quien destaca que «el ímpetu de las reservas británicas de estos días está quedando en un espejismo por la continua insegurida­d que transmite el Gobierno inglés, que ahora se ha sacado de la manga el concepto de ámbar plus en su semáforo de viajes. Toda esa incertidum­bre hace que muchos se planteen no salir y al igual que subían las reservas, estamos viendo que se han disparado las cancelacio­nes hasta un

37% esta semana».

Más cancelacio­nes

La montaña rusa que vive el sector turístico está llena de loopings que no hacen otra cosa más que complicar la situación. Los últimos datos de Dingus Data Hotel confirman que para los próximos dos meses el porcentaje de cancelacio­nes ha aumentado dos puntos esta última semana, pasando del 37% al 39%. Los viajes para fechas más cercanas, en grupos y con estancias largas, son los que muestran un mayor nivel de anulacione­s. Y mientras eso ocurre, las nuevas contrataci­ones tampoco logran repuntar: «Las reservas hoteleras en España siguen fuertes, con un porcentaje de más de 25 puntos porcentual­es por encima de la media mundial y siguen comparándo­se favorablem­ente con otros destinos del sur de Europa como Portugal, Italia y Malta, pero hemos visto una caída temporal a lo largo del mes de julio, aunque afortunada­mente se ha estabiliza­do en los últimos días», asegura Sara Padrosa, directora de la plataforma SiteMinder para España, quien también apunta al final del verano como el inicio de la recuperaci­ón, ya que «las contrataci­ones realizadas por viajeros internacio­nales se prevé que constituya­n el 59% del total de reservas hoteleras en España en septiembre».

El tsunami de la quinta ola pasa factura y el brusco descenso de las contrataci­ones resulta muy pronunciad­o en todos los mercados, tanto nacionales como internacio­nales, y se deja sentir con mayor ímpetu en las comunidade­s autónomas que más viven de esta industria, lo que pone sobre las cuerdas al sector. En concreto, según datos de Travelgate­X, estos últimos siete días se ha desplomado un 36% la intención de viajar a Cataluña, un 30% a Canarias, un 24% a la Comunidad Valenciana y un 18% a Baleares en comparació­n con las mismas fechas de 2019. «Esta inquietud se convierte en el peor enemigo de los empresario­s, que no se atreven a ampliar sus plantillas, lo que está mermando las posibilida­des de empleo en plena temporada alta», alerta Abella, quien confiesa que «estábamos convencido­s de que veíamos la luz al final del túnel, pero ahora nos da miedo que esa luz sea un tren con el que nos chocamos».

La ilusión de los indecisos

Con el mercado internacio­nal a ralentí, será el viajero nacional el que este año vuelva a salvar los muebles del sector. Pero el panorama tampoco resulta muy halagüeño, ya que la mitad de los españoles asegura que no se irá de vacaciones con total seguridad y un 4,9% está dudando, según el último barómetro del Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) publicado esta semana. Eso sí, el 88,8% de los que viajará lo hará dentro de nuestro país y sólo un 6,8% irá al extranjero. Las motivacion­es económicas y el miedo a la pandemia son las principale­s causas esgrimidas por el 60% de quienes no viajarán este verano, según el informe de temporada del Observator­io Nacional del Turismo Emisor.

No es de extrañar, pues, que el sector titubee a la hora de calificar un verano que, por segundo año consecutiv­o, poco reflejará la temporada alta del que es el segundo país más visitado del mundo. Habrá que esperar a otoño.

La previsión del Gobierno de 17 millones de turistas extranjero­s este verano no se va a cumplir «ni con británicos ni sin ellos» La esperanza del sector está puesta en el mercado nacional, pero la mitad de los españoles afirma que no viajará estas vacaciones

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Ingleses llegan al aeropuerto de Málaga Costa del Sol, una de las regiones más demandadas
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REUTERS

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