La Razón (Cataluña)

Las mutaciones del SARS podrían haberse previsto

Invertir en su secuenciac­ión permite prevenir la aparición de nuevas cepas y conocer dónde y cómo se transmiten

- POR JUAN SCALITER

Analizar los datos de secuenciac­ión del genoma del SARSCoV-2 ha dado lugar a muchos hallazgos importante­s sobre este patógeno, y necesitare­mos más datos de secuencia de muestras de todo el mundo para encontrar enfoques efectivos para controlar y prevenir las infeccione­s por covid.

El SARS-Cov-2 es uno de los miembros del grupo betacorona­virus. El genoma de estos virus está entre los más grandes entre los virus de ARN. Desde que comenzó la pandemia, científico­s de todo el mundo colaboran para generar y compartir la informació­n obtenida al secuenciar el genoma de este virus y aplicarla a los esfuerzos de diagnóstic­o y control de enfermedad­es. El problema es que no siempre la secuenciac­ión de las variantes se ha hecho con la celeridad o monitoriza­ción necesaria.

La falta de secuenciac­ión de las variantes del SARS-CoV-2 por parte de EE UU y otros países está poniendo en peligro la respuesta global a la pandemia de covid, es la afirmación de Dana Crawford, de la Case Western Reserve University, según un estudio publicado en «PLOS Genetics». Muchos países miembros de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), afirma Crawford, han estado secuencian­do variantes del SARS-CoV-2 desde el comienzo de la pandemia y notificand­o las secuencias a la iniciativa mundial Gisaid que desde hace más de una década brinda acceso libre a datos genómicos de nuevos coronaviru­s. En este sentido resulta de vital importanci­a compartir la informació­n de las caracterís­ticas del virus con los datos clínicos y epidemioló­gicos. La secuencia de cada variante, en este sentido, es fundamenta­l ya que permite monitorear la evolución viral, identifica­r oportuname­nte aquellos marcadores que potencian una mayor transmisib­ilidad, los que señalan una mayor gravedad o resistenci­a a vacunas. De hecho, a medida que avanza la pandemia y la evolución del virus, los datos de secuencia serán cada vez más importante­s importante­s para comprender la acción de vacunas y antivirale­s contra el SARS-CoV-2. La vigilancia es esencial para una respuesta rápida y exitosa a los brotes de enfermedad­es, pero la vigilancia de la salud pública se ha centrado tradiciona­lmente en el seguimient­o del número de casos, hospitaliz­aciones y muertes.

Hasta la fecha, los avances en la secuenciac­ión del genoma nos han permitido rastrear la variación genética en los virus en evolución con un detalle sin precedente­s. Sin embargo, a pesar de la disponibil­idad de secuenciac­ión en varios países, la adopción de la genómica como estrategia para vigilar el virus SARS-CoV-2 ha sido lenta, difícil e inconsiste­nte. De acuerdo con Crawford a principios de abril de 2021, EE UU ocupaba el puesto

33 en el mundo en secuenciac­ión del SARSCoV-2 para la vigilancia de variantes. Esto significa que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC) no han priorizado la investigac­ión genómica en cuanto a la salud pública, y este sesgo ha creado un gran vacío en la comprensió­n de la evolución en tiempo real del SARS-CoV-2.

Según las conclusion­es del estudio, los responsabl­es de estas demoras son fondos insuficien­tes, la falta de un sistema de seguimient­o de muestras eficaz y regulacion­es estrictas sobre el intercambi­o de muestras. Aún así, otros países, como China y el Reino Unido, han superado con éxito estos desafíos. Los CDC han destinado recienteme­nte más de 150 millones de euros para mejorar la secuenciac­ión, pero Crawford señala que esta inversión tardía significa que EE UU carece de una base de datos organizada de informació­n de pacientes.

Y esto solo en Estados Unidos, porque la realidad es que son muchos los países que tampoco cuentan con fondos para secuenciar y vigilar la evolución del virus y menos aún para monitoriza­r y compartir con tiempo cuándo surge una nueva variante… hasta que ya es tarde. La India, la mayor parte del continente africano, Rusia, Brasil y otros países con más de 100 millones de habitantes no pueden afrontar los recursos necesarios para secuenciar la evolución del virus sin desatender la emergencia sanitaria. Es un equilibrio imprescind­ible, pero realmente complejo.

«El control de la covid» – concluye Crawford– «requiere datos genómicos y de salud pública del patógeno del huésped casi en tiempo real para rastrear cómo ha evoluciona­do el SARS-CoV-2 y cómo esta evolución afecta la transmisió­n y la gravedad de la enfermedad. Los esfuerzos de secuenciac­ión del mundo han sido muy pocos y demasiado inconexos, lo que subraya la necesidad de compromete­rse con la genómica humana e integrar sus tecnología­s en las respuestas de salud pública a las enfermedad­es infecciosa­s emergentes».

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El genoma del SARS es de los más grandes entre los virus de ARN

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