... mientras el Govern vuelve a tensionarse por la negociación
Puigdemont menosprecia la mesa de diálogo con el Gobierno
Hasta la legislatura pasada, con Quim Torra de president, las divisiones en el independentismo estaban, sobre todo, marcadas por cómo desafiar al Estado. Ahora, con Pere Aragonès al frente, las divergencias que empiezan a asomar (de momento, mucho más suaves y sobrellevables que el mandato pasado) vienen, sobre todo, causadas por qué relaciones mantener con el Gobierno. En este sentido, Aragonès tiene intención de mantener la línea de los últimos años de la Generalitat de plantar al Gobierno en todos los foros multilaterales y circunscribir el trato con la Moncloa a las relaciones bilaterales (es decir, la mesa de diálogo y la comisión bilateral).
De hecho, el propio president ha rechazado ya acudir a la conferencia de presidentes autonómicos del próximo viernes en Salamanca. En cambio, el conseller de Economía (propuesto por JxCat), Jaume Giró, sí que ha mostrado prediposición a acudir al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), un encuentro que reúne a los consejeros de Hacienda de todas las autonomías y al Ministerio de Hacienda. De momento, la decisión se tiene que debatir en el Govern porque en Esquerra exhiben dudas. Giró defiende ir a todos aquellos lugares en los que se puedan defender los intereses de los catalanes y el CPFF es la plaza en que se decidirá cómo se reparten 13.500 millones de euros y se conocerá cuál es la previsión de recaudación impositiva de Hacienda (IRPF o IVA) y cómo la reparte entre autonomías (clave para elaborar los presupuestos de 2022).
Mientras Esquerra echa el freno al regreso de la Generalitat a los foros multilaterales para tratar cuestiones económicas, JxCat sale a la carga contra la mesa de diálogo de los republicanos. Carles Puigdemont criticó ayer la vía negociada del partido de Aragonès: «Los procesos políticos para hacer un país no se pueden decidir en un despacho ni en una llamada mesa de diálogo». «Ningún país ni ningún proceso determinante de futuro de un país se puede hacer de espaldas o en contra de la gente», afirmó en un acto en Francia. Es decir, JxCat se abre a mantener puentes de diálogo con el Gobierno para las cuestiones cotidianas, pero desconfía de la vía negociada para los asuntos políticos.