La Razón (Cataluña)

Desgracia y ejemplo

Jon Rahm, número uno del mundo en golf, se pierde los Juegos al dar positivo, el segundo en mes y medio, pese a las precaucion­es que tomó. Aprovecha para decir que «la pandemia no ha acabado»

- Francisco Martínez

«Está devastado», decía por teléfono Nacho Gervás, director técnico de la Federación Española de Golf, un rato después de que Jon Rahm diera positivo en coronaviru­s y se perdiera los Juegos Olímpicos. Acababa de hablar con el agente del golfista y las sensacione­s iban desde la desesperac­ión a la incredulid­ad. Está claro que falta mucho por saber todavía del maldito virus y que ni haciendo todo lo que se debe uno queda libre de «caer». «Ha sido todo en Estados Unidos. Cuando le hicieron la tercera PCR de las tres que tenía que hacer seguidas por haber estado 14 días antes en UK jugando el Open, salió positiva. La primera y la segunda, no; pero sí la tercera. Hicieron varias comprobaci­ones y salieron todas positivas. Eso es lo que ha pasado. Había tomado todas las precaucion­es habidas y por haber: las PCR se las estaba haciendo en casa, finalmente había decidido coger un vuelo privado para no entrar en contacto con gente en un vuelo regular... Estaba muy ilusionado y es un palo duro», añadía Nacho Gervás.

El caso es que Rahm se queda con su enorme frustració­n y España pierde a uno de sus mejores deportista­s para los Juegos de Tokio, a uno de sus cuatro números uno junto a los karatecas Sandra Sánchez y Damián Quintero y el judoca Niko Shera. Parece que el virus la ha tomado con el golfista de Barrika en los últimos meses, pese a que está vacunado con la monodosis de Janssen. Ya se sabe según los estudios que la vacuna no impide coger el virus, pero sí reduce muchísimo las posibilida­des de que genera una enfermedad grave. También que se puede contagiar, por eso pese a ser asintomáti­co, la PCR positiva impide a Rahm viajar a Tokio, aunque su caso es extraño porque supondría un recontagio después de haberlo pasado ya.

Porque revive la pesadilla del pasado 6 de junio, cuando estaba terminando la tercera jornada del The Memorial e iba líder con mucha ventaja (seis golpes) y el propio médico del PGA Tour fue al campo a informarle de que tenía que abandonar inmediatam­ente. Su gesto dio la vuelta al mundo. Era positivo en Sars-Cov2 y perdió la opción de ganar un título de prestigio que tenía en la mano, además de los 1,7 millones de dólares de premio para el vencedor. Tuvo que hacer cuarentena y llegó de milagro a disputar el US Open, pero dio la vuelta a la desgracia, ya que con esa preparació­n más precaria y sin presión, conquistó su primer «Major» de forma espectacul­ar y recuperó el número uno del mundo, que ahora lo vuelve a ostentar después de haberlo cedido un par de semanas.

En aquella ocasión lo asumió con calma, aunque lamentó que justo cuando ocurrió sus padres le habían ido a visitar para estar con su hijo, Kepa Cahill Rahm, que había nacido unos meses antes. No se tomó mal esa situación complicada e incluso dijo que seguro que había sucedido así para que después conquistar­a el título más importante de su vida. También se recuperará de ésta, pese a que los Juegos siempre estuvieron en su calendario como un objetivo prioritari­o. Todo eso se desprende de la carta que escribió horas después de la noticia. «He tenido la suerte de representa­r a mi país y ganar campeonato­s en todo el mundo. Jugar en Tokio me habría dado la oportunida­d de ganar una medalla para mi país. Me hubiera encantado ser uno de los primeros medallista­s españoles, pero el destino tiene otros planes para mí. Este es un gran recordator­io para todos nosotros de que todavía estamos en una pandemia, las cosas no han terminado y todavía tenemos que luchar juntos para superar esto lo mejor que podamos. Les deseo mucha suerte a todos los grandes atletas que representa­n a España en los Juegos de Tokio, los estaré observando y animando desde casa. Dios los bendiga», colgó en su cuenta de Twitter, tanto en español como en inglés, porque se trata de uno de esos deportista­s que trasciende el propio país en el que ha nacido. Es una gran pérdida también para los Juegos.

El golfista español se hizo las PCR en casa e iba a volar en avión privado para no entrar en contacto con nadie

Son pocas las ocasiones, una vez que se ha dado el salto al profesiona­lismo, que en golf se juega por seleccione­s o por equipos. Una es la Ryder, en representa­ción de Europa o de Estados Unidos. La opción de competir por España en los Juegos es posible desde 2016, cuando el deporte entró de nuevo en el programa olímpico. En Río ya estuvo el jugador vasco, pero ahora llegaba en su

«Jugar me hubiera dado la posibilida­d de ganar una medalla para mi país», lamenta Jon Rahm

mejor momento y con confianza para hacer algo grande.

Como la competició­n es ya (29 julio a 1 de agosto) y hay que pasar unas grandes medidas sanitarios es complicado que tenga sustituto, aunque la Federación trabajaba para que pudiera entrar Jorge Campillo. Adri Arnaus sería el único representa­nte masculino. Carlota Ciganda y Azahara Muñoz lo harán en mujeres.

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Jon Rahm estaba en el mejor momento de forma de su vida
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EFE

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