A un suspiro de hacer historia
23 centésimas separaron a Mireia Belmonte de su quinta medalla olímpica
«Tal y como ha sido el año vengo a estos Juegos a disfrutar en la piscina», dijo Mireia Belmonte tras las series de 400 estilos. Tal y como ha sido el año significa que no se ha podido preparar como es habitual por una tendinitis en el hombro, y sin ese trabajo es muy complicado llegar en forma. Pero se le presentó una buena oportunidad en los 400 estilos. Las series las nadó más rápido que nunca desde 2017 y la medalla parecía una posibilidad no tan remota. Difícil, pero no imposible, por lo visto a las rivales, que tampoco imponían. Se abría una posibilidad donde parecía que no había nada, pero pese a darlo todo y que la española fue más rápido en la final (en Tokio las finales son por la mañana, y eso es un problema añadido) que en las series, sus 4:35.13 no fueron suficientes. Se quedó a un suspiro del bronce. En concreto, a 23 centésimas de la que hubiera sido una medalla histórica, porque era la quinta en su palmarés olímpico, con lo que hubiera alcanzado el registro del piragüista David Cal. «Ha sido una pena por quedarme tan cerquita de la medalla, pero tampoco se pueden hacer milagros en dos meses de entrenamiento. Tiene valor personal este cuarto puesto», confesó.
Mireia Belmonte nadaba en la calle 6, de buen recuerdo para ella. Es la misma en la que conquistó las dos platas en los Juegos de Londres 2012, donde comenzó su cosecha olímpica en el 200 mariposa y el 800 libre (después, en Río, tiene el inolvidable oro en 200 mariposa y el bronce en 400 estilos). Se presentó en la piscina con la toalla al cuello como una bufanda, la mascarilla, las gafas ya puestas y los brazos arriba haciendo sus típicos estiramientos. Su gorro era negro, mismo color que el bañador.
Los clásicos golpes para que los músculos estén preparados, y al agua, con la misma táctica de las series. En la mariposa fue conservadora, pero sin dejarse ir. Se mantenía cerca antes del estilo que más le cuesta, la espalda, del que salió sexta. La japonesa Yu Ohashi estaba lanzada a por el oro (4:32.08 al final) y la estadounidense Emma Weyant también estaba bien situada para la plata (4:32.76), pero el bronce estaba en el aire con dos veteranas: Mireia Belmonte y Katinka Hosszu. La húngara, defensora del título, pero muy lejos de su mejor momento, salió por delante en la braza, pero la española ya había empezado la remontada. El bronce estaba al alcance hasta que la otra estadounidense, Hali Flickinger, se metió en la lucha y se lo llevó, resistiendo las últimas embestidas de la española. Le quedan otras dos pruebas individuales, los 1.500 y los 800, donde la competencia es mayor. «Pero me veo rápida en el libre», dijo Mireia, esperanzada.