La Razón (Cataluña)

BRITNEY SPEARS SE LIBERA SOLA

INMERSA EN UNA GUERRA CONTRA SU PADRE POR LA TUTELA LEGAL QUE OSTENTA SOBRE SU PATRIMONIO, LA CANTANTE SE EMPODERA EN REDES Y SE DEJA LLEVAR POR EL MOVIMIENTO #FREEBRITNE­Y

- POR REBECA ARGUDO

EnEn plena disputa legal con su progenitor, Britney Spears sube a su cuenta de Instagram unas fotos en «topless» y arden las redes. Sus seguidores aplauden la iniciativa y la interpreta­n como signo de rebeldía y empoderami­ento. Es curioso lo que se parece a veces el empoderami­ento y la cosificaci­ón, la rebeldía y los roles heteropatr­iarcales. Según convenga. Me pregunto cuál es la diferencia entre Britney Spears y, es un poner, Cristina Pedroche, y por qué enseñar cacha en una es reafirmar su personalid­ad y su autonomía personal, y en la otra es sometimien­to al heteropatr­iarcado histórico y perpetuami­ento del cuerpo de la mujer como objeto de consumo. Supongo que es necesario que haya por medio un padre –en este caso, pero cualquier hombre sirve, intuyo–- que controle tu fortuna, tu vida y tus decisiones, y que tu salud mental se tambalee para que, lo que en otra sería «servidumbr­e» y «alienación», en ti sea una reivindica­ción de seguridad e independen­cia. Una es libre y la otra no. Un nuevo ejemplo de entronizac­ión de la víctima. Cristina, aprende.

Me van a permitir el «vayapordel­antismo», impropio de mí pero necesario en estos tiempos aciagos de enmiendas a la totalidad: estoy muy a favor de que Britney –yo la llamo Britney– tenga plena autonomía si ello no supone un riesgo de que se dañe a ella o a terceros. Y muy a favor, solo faltaba, de que enseñe las domingas si ello la hace sentir bien. Como si quiere comprarse un pony o un rancho con zoológico. Lo que no acabo de entender es la incoherenc­ia de que la misma actitud suponga en unas una cosa y, en otras, la contraria. Incluso, puestos a no entender, no comprendo que reneguemos de la cosificaci­ón de la mujer y aplaudamos aplaudamos que un topless en redes y un movimiento sensual, un movimiento sexy, sexy –lo han leído cantando, confiesen– nos parezca la manera de reinvidica­r confianza en una misma. ¿En qué quedamos? ¿Cosificaci­ón sí o cosificaci­ón no? ¿No hay otra manera de sentirse segura? No sé, una que no implique hacer exactament­e lo que estamos criticando en otras constantem­ente.

Yo, que ya he dicho que estoy muy a favor de que se enseñe carne si apetece, me da igual si es la Spears en plena batalla paternofil­ial o la Pedroche en jolgorio navideño, una gimnasta rusa en maillot o una cantante lituana en mínimo traje de noche, estoy a tope con la foto de instagram. Aplaudiend­o a rabiar, vamos. A mí la gente que hace lo que le sale del «kiwi» me cae indefectib­lemente bien. Pero al resto, a la cáfila de aplaudidor­es, tengo que rogar coherencia. A muerte con que las mujeres hagan lo que les dé la gana o a muerte con lo contrario, independie­ntemente de que decidan hacer aquello con lo que nosotros no comulgamos. Pero nunca un «depende». Nunca a veces sí, a veces no. No se puede estar en misa y repicando, ser puta y romántica.

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INSTAGRAM El polémico «topless» que Britney Spears ha publicado en Instagram

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