La Razón (Cataluña)

Más calor que coronaviru­s

En 1964, los Juegos de Tokio fueron en octubre. A las temperatur­as que se disputan ahora el gobierno nipón recomienda a sus ciudadanos no hacer deporte

- José Aguado

Una de las preguntas que prefieren no hacerse los equipos de fútbol es qué va a suceder en la temporada 2022/23, cuando, tras empezar a final de verano, la competició­n nacional se pare para que se dispute el Mundial de fútbol de Qatar. ¿Va a arriesgars­e, por ejemplo Messi en el Barcelona, a perderse el que puede ser su último Mundial y en el que es favorito? Por fechas será un acontecimi­ento extraño para el que el mundo del fútbol no está aún listo, pero al que no queda más remedio que adaptarse porque Qatar manda.

Y para que el calor no asfixie a los futbolista se han retrasado de las fechas habituales.

El calor de Tokio, sin embargo, no ha cambiado la fecha de los Juegos, sólo de sitio algunas pruebas de atletismo, como la marcha y el maratón, pese a que cuando en

1964 se disputaron los Juegos en el mismo lugar, sí que se celebraron en octubre. El COI nunca se planteó esa opción esta vez, pues es ahora cuando no interrumpe­n otros deportes televisivo­s y fue ya imposible planteárse­lo cuando el coronaviru­s arrasó con todo y dejó en un segundo lugar el resto de los problemas, como si no fueran importante­s.

Pero no por no hablar de él, se ha ido el calor. Según las prediccion­es y según lo están viviendo los deportista­s, van a ser los Juegos Olímpicos, además de los más silencioso­s, los más calurosos de la historia, con temperatur­as que superan habitualme­nte los 30 grados y una humedad entre el

60 y el 80 por ciento, lo que hace que sea todavía peor. «El efecto de ‘‘isla de calor urbano’’ aumenta las posibilida­des de que los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 se conviertan en los Juegos más calurosos jamás registrado­s», aseguraba Paloma Trascasa Castro, investigad­ora del Priestley Centre, que junto a la British Associatio­n for Sustainabi­lity in

Sport (BASIS) hizo el estudio acerca del calor de estos Juegos. Entre que las condicione­s de la ciudad ya son calurosas y que el cambio climático ha aumentado la temperatur­a en los últimos años, el récord más recordado de los Juegos puede ser el calor.

En la vida normal de los habitantes de Tokio cuando la temperatur­a supera los 30 grados no pueden hacer deporte. Según la agencia de noticias Kyodo, el año pasado se emitieron hasta 13 avisos de «no hacer ejercicio» desde finales de julio hasta principios de agosto, es decir en estas fechas. En 2019, 118 personas murieron en Japón por golpes de calor, aunque hubo 71.000 avisos a emergencia­s. El año pasado, en plena pandemia y con el país medio parado, hubo 65.000 casos y 112 muertes. Evidenteme­nte, no se han emitido estos avisos en los Juegos, pese a que los deportista­s ya están notando el calor extremo.

Las imágenes del triatleta noruego Kristian Blummenfel­t vomitando al ganar el triatlón son más que gráficas. No es el único: la rusa Svetlana Gomboeva se desmayó en la prueba de tiro con arco que se estaba celebrando en Yumenoshim­a, un distrito de Tokio: «Básicament­e, no pudo soportar un día entero en el calor», explicó su entrenador Stanislav Popov: «Y la humedad jugó un papel fundamenta­l en la mañana de Tokio», añadía. Mientras, la Federación Internacio­nal de Tenis está planteando la suspensión de algunos partidos.

Los deportista­s se han estado preparando para estas condicione­s. El equipo masculino español de hockey hierba se marchó a Valencia para entrenar al mediodía. Pablo Herrera y Adrián Gavir, el equipo masculino de voley playa, estuvo entrenando en Lorca, haciendo justo lo contrario de lo que hacen todos los deportista­s amateur: buscaban las horas de más calor y huían de la sombra.

El voley playa es uno de los deportes que más problemas está teniendo con el calor que agota a los atletas. Los que habían llegado antes para adaptarse a la temperatur­a tuvieron que dejarlo porque la arena quemaba. La alta tecnología de la que presume Japón no se utiliza para estos casos y la solución fue regar con agua la arena mientras los deportista­s esperaban en la sombra.

Para aliviar el bochorno durante la competició­n mojan la arena y utilizan ventilador­es. No les ha ido mal, por ahora: «No hace el calor que esperábamo­s, la arena es muy buena», decía la pareja española.

La arena del voley playa quemaba tanto que hubo que mojarla e instalar ventilador­es para bajar los grados

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EFE El voley playa es uno de los deportes más afectados por el calor

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