La Razón (Cataluña)

VOX-PP, una guerra absurda

«El PP nunca podía aceptar, por acción o por omisión, que Abascal fuera declarado persona non grata»

- Francisco Marhuenda

EnEn ocasiones me cuesta mucho entender la utilidad de algunas estrategia­s diseñadas por los «genios» de los partidos. No conducen a nada, provocan un innecesari­o desgaste y, finalmente, todo queda igual o peor. Napoleón fue un militar extraordin­ario, pero se hundió en España, aunque nunca nos lo agradecier­on, y en la desastrosa campaña de Rusia. En ocasiones, la última batalla decide el destino de una guerra, un reino o un imperio y de nada sirve haber ganado las anteriores. Los grandes estrategas militares son los que ganan. Nunca he compartido el lema de que lo importante es participar, porque parece escrito por los perdedores para justificar­se. La vida política está llena de listos y aprovechad­os que cometen torpezas que generan conflictos inesperado­s. Ahora tenemos uno organizado entre el PP y VOX que no conduce a nada más allá de las bravuconad­as habituales en las que todos parecen toros bravos resoplando como si fueran el Minotauro. No hay que descartar la influencia de los rigores de la canícula que me recuerdan la tramontana cuando estudiaba en Girona. Todo el mundo coincidía en que provocaba conductas conductas desordenad­as y depresione­s, aunque creo que eso afectaba solo a los que estaban previament­e algo idos.

Las relaciones entre el PP y VOX son más propias, dicho irónicamen­te, del diván de un psicólogo o psiquiatra. En lugar de entenderse y pactar los disensos, es decir, buscar el buen rollito, están ocupados en darse mamporros para mayor satisfacci­ón de la izquierda política y mediática. En esta ocasión, ni siquiera me importa el tema, la razón está del lado de VOX, porque el PP nunca podía aceptar, por acción o por omisión, que Abascal fuera declarado persona non grata. Es un enorme despropósi­to, pero los populares ceutíes decidieron hacer el ridículo y se abstuviero­n. Nunca se pueden asumir los cordones sanitarios, porque son la expresión de lo peor de la política. Al final, todos los municipios, diputacion­es y autonomías españolas se dedicarán al «deporte» de declarar persona non grata al rival y cuando pierdan el gobierno se hará lo mismo en sentido contrario. Es todo tan absurdo y delirante que causa bochorno que el PP cometa este tipo de errores contra un partido, que también hace de las suyas, pero con el que está condenado a entenderse.

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