La Razón (Cataluña)

El paro desciende, pero está por encima de los 4,5 millones de desemplead­os reales

El Ejecutivo rechaza mantener el escudo social todo el año y lo limita hasta octubre

- J. de Antonio - Madrid

La buena marcha de la lucha contra la pandemia ha permitido la recuperaci­ón de la actividad económica y que el paro haya bajado en 197.841 personas en julio, una caída récord. Sin embargo, más del 90% de los contratos son temporales y la cifra de desemplead­os reales se sitúa por encima de los 4,5 millones. Ayer, el Gobierno limitó a octubre el escudo social pese a las peticiones de que lo mantuviera hasta diciembre.

De los 1,84 millones de contratos firmados en julio, solo 165.000 fueron indefinido­s, apenas un 9% del total

El Gobierno celebró ayer con entusiasmo los últimos datos de paro y de afiliación a la Seguridad Social, en cifras récord, atribuyend­o el éxito a las medidas tomadas y a que la recuperaci­ón anunciada ya está aquí. El desempleo registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) descendió en 197.841 personas en julio con respecto al mes anterior, lo que supone un descenso del 5,47% en términos relativos y la mayor caída en cualquier mes desde que hay registros y suman ya tres meses consecutiv­os de descensos récord. Con esta caída, la cifra total de parados se sitúa en 3.416.498, la menor cifra desde marzo de 2020, cuando se empezaron a notar los efectos de la crisis. Además, el número de afiliados medios a la Seguridad Social marcó un nuevo máximo histórico al situarse en 19.591.728 en julio.

Pero muchas sombras se ciernen sobre estos buenos datos. La primera de ellas, el número de trabajador­es afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), al que todavía siguen adscritos 331.486 trabajador­es –el 70% a tiempo completo–. Es la cifra más baja desde el inicio de la pandemia, inferior a la de junio en 56.719 personas en términos de alta y en 116.334 en términos de fecha de notificaci­ón. Sin embargo, estos trabajador­es que se encuentran en suspensión de empleo o reducción horaria como consecuenc­ia de un ERTE no se contabiliz­an como desemplead­os porque siguen cotizando, pero a la postre sí lo son porque cobran una prestación y no están activos. A ellos habría que sumar los 218.000 autónomos que está recibiendo la prestación por cese de actividad –el 42% en los sectores de comercio y hostelería– y que se encuentran en la misma situación.

Si sumáramos ambos colectivos, la cifra de desemplead­os sumaría casi 550.000 a la general de parados, rozando ya los cuatro millones. Pero no se detendría ahí la cuenta, ya que habría que contabiliz­ar asimismo a los miles de trabajador­es que cobran prestacion­es de empleo, pero no se contabiliz­an en las listas oficiales por estar realizando cursos de formación o ser demandante­s de trabajo con disponibil­idad limitada o con demanda específica. Según datos oficiales, estarían en torno a 500.000. Hechas las cuentas, la cifra definitiva y real de desemplead­os superarían los 4,5 millones de trabajador­es inactivos y dependient­es.

Desde la irrupción de la pandemia, más de ocho millones de personas han percibido prestacion­es por desempleo en algún momento, momento, situándose el máximo mensual en mayo del año pasado, en plena hibernació­n económica, con casi seis millones de beneficiar­ios de alguna prestación del SEPE. Por tanto, no hay que perder de vista a este colectivo de empleados y autónomos que están bajo la protección del Estado y que son los que marcarán la verdadera incidencia del desempleo durante la pandemia una vez que el Gobierno ponga fin a las ayudas.

Ahora mismo, los sectores con un volumen más elevado de sus trabajador­es en ERTE siguen siendo los vinculados al turismo pese al tirón veraniego, encabezado­s por las agencias de viajes y los operadores turísticos (39,77% del total) o el transporte aéreo (22,40%), al igual que ocurre con la distribuci­ón geográfica, con Las Palmas como provincia más afectada, con un 8,58% de sus afiliados en ERTE.

La segunda de las sombras tiene que ver con la temporalid­ad. Pese a que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha hecho de la lucha contra la precarieda­d laboral una de sus banderas, los datos muestran el crecimient­o imparable de los contratos a corto plazo. De un total de 1.838.250 contratos expedidos en julio, solo 165.500 fueron de carácter indefinido, es decir, que más del 90% fueron temporales y la mayoría no supera los 30 días.

Así lo reconoció el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, que confirmó que el

Los sindicatos exigen medidas correctora­s y la patronal que se olvide la subida del SMI y la reforma laboral

grueso de la reducción del desempleo se ha basado en contratos temporales, por lo que subrayó su intención de «avanzar hacia la reducción de la temporalid­ad, uno de los objetivos prioritari­os del Gobierno». Estas palabras no han bastado para calmar a los agentes sociales. Los sindicatos CC OO y UGT advirtiero­n ayer de que los buenos datos de empleo de julio «están basados únicamente en la temporalid­ad y la precarieda­d», por lo que exigen «medidas correctora­s» que faci

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