La Razón (Cataluña)

Sonrisas y lágrimas

- Juan Carlos Higueras

Ayer desayunába­mos con una noticia esperada, como no podía ser otra en época estival, en la que la contrataci­ón aumenta, con la mejora del desempleo, pues según los datos publicados por el SEPE, el nivel paro registrado se ha situado en 3.416.498 personas, lo que representa una disminució­n mensual de 197.841 personas y una mejora en un 9,45% en términos interanual­es. Algunos miembros del Gobierno lo califican como «espectacul­ar» mientras cruzan los dedos. Debemos ser consciente­s de que este dato puede ser un espejismo veraniego, ya que, por un lado, no se consideran los trabajador­es aún en ERTE ni los autónomos con la prestación por cese de actividad, que en total suman, entre ambos, más de medio millón de personas que son excluidas de la contabiliz­ación. Y, por otro lado, pueden ser datos ilusorios porque ya sabemos de la estacional­idad de la contrataci­ón en época estival, al igual que ocurrió el año pasado, que mejoró hasta llegar al mes de octubre, donde de nuevo cambió la tendencia. Además, debemos considerar la baja calidad y elevada precarieda­d de nuestro mercado de trabajo ya que, de los 1,84 millones de contratos realizados en julio, más del 91% son temporales. De los casi 10,5 millones de contratos que llevamos acumulados en el año, sólo el 10% son indefinido­s, malos mimbres para una recuperaci­ón que sugiere que, a la vuelta del verano, las sonrisas de hoy se pueden tornar en lágrimas cuando ya no haya actividad turística que reforzar.

Si añadimos que es muy probable que una parte de los trabajador­es en ERTE terminen engrosando las filas del paro, habrá que mirar los datos con cierta cautela para no tirar las campanas al vuelo, una vez más, rompiendo las ilusiones de muchas familias que ven con impotencia cómo este virus y, la gestión de la pandemia,

están acabando con muchas de sus ilusiones. No olvidemos que, de todos los parados, menos de dos millones están recibiendo algún tipo de prestación por desempleo, lo que significa que más del 40% no percibe ingresos ni están cotizando para su futura pensión de jubilación y muchos de ellos son parados de larga duración. Por tanto, cojamos estas cifras con pinzas y cautela, pues la verdadera prueba de fuego llegará con los datos que se publiquen en el mes de octubre donde veremos si la recuperaci­ón de nuestra eco- nomía es sólida o simplement­e se habrá tratado todo de un espejismo propio del calor del verano.

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