Un reto de país
Las consecuencias sociales y económicas de la pandemia han sido profundas y para muchas familias y sectores económicos serán duraderas y dejarán cicatrices. En el futuro, con más tiempo y distancia de los que permiten la inmediatez y los enfrentamientos del día a día, podremos evaluar con objetividad lo que el Covid-19, en todas sus dimensiones, ha supuesto para nuestro país. Las conclusiones de ese examen seguro que consiguen que valoremos mucho más y mejor lo que hemos hecho como sociedad y país. Por ahora, el ejemplo más evidente y cercano de la eficacia de nuestro sistema, experimentado por millones de personas, es el proceso de vacunación. Pero aún nos quedan otros muchos retos por superar.
Uno de esos grandes retos es la gestión de los 140.000 millones de euros que llegarán a España durante los próximos siete años. El Gobierno de la nación y los gobiernos autonómicos, junto con el mundo empresarial y económico, tienen ante sí un desafío de país. Aprovechar esos fondos para modernizar el conjunto de la economía española e impulsar sectores económicos de futuro, tendría que ser el gran objetivo a medio plazo. Sin embargo, en los próximos meses el reto es mucho más concreto: se trata de que la administración general del Estado, a través de los diferentes ministerios, y las administraciones autonómicas, puedan demostrar a las autoridades europeas y a otros gobiernos, que somos capaces de gestionar con eficacia y agilidad los proyectos y las inversiones que mejor responden al interés general. Nada sería más decepcionante que diferencias políticas, partidistas o territoriales impidiesen la distribución y aplicación de esos fondos. Sería imperdonable que con las necesidades de financiación que tiene la industria y los sectores más innovadores, el dinero no llegue pronto por dificultades burocráticas o de procedimiento. Nos jugamos nuestro prestigio y la imagen que queremos proyectar de la España del siglo XXI.