«MADRID TIENE UN MENOR COMPROMISO CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA»
YaYa se echaba en falta que alguien de la izquierda saliera a culpar a la presidenta Isabel Díaz Ayuso de cualquier delito de lesa humanidad. Probablemente por el estío, la galbana, la modorra, la molicie o la siesta propiciatoria, se habían tomado vacaciones o decretado una tregua un día o dos. Más de ese plazo sin poner en la picota al gobierno de esa región española tiene efectos secundarios, según el prospecto. Así que ayer tocaba. Por si lo ignoraban, o andaban despistados en este verano menos tórrido calentamiento global mediante, Díaz Ayuso debe cargar también en su conciencia con las víctimas de la violencia machista, según la jerga políticamente correcta del sanedrín inquisidor. En una «sentencia» dictada por la jueza en excedencia Victoria Rosell, a la sazón delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, relata en su exposición de motivos que «hay comunidades con más voluntad política y buenas prácticas en violencia de género y otras con menor compromiso y, a nivel de ejecución presupuestaria, la Comunidad de Madrid anda entorno al 70 por ciento y dejan un 30 por ciento de dinero sin gastar cuando son recursos muy necesarios», y considera probado que «pactar con la ultraderecha y tener un discurso negacionista dentro del PP está haciendo mucho daño a las mujeres». O sea, culpable de todos los cargos y más. Rosell, que es también devota de ese credo de la nueva masculinidad de Ada Colau, reparte además contra los «hombres envalentonados con el feminismo». Como verán, las miradas incriminatorias siempre se posan en otros, los malos, claro. Pero, ¿cómo es posible que los asesinatos aumenten y demasiadas familias rotas queden en el camino tras años de un gobierno sensible y comprometido, capaz de publicar tuits y más tuits para llorar esas muertes? ¿Qué hacen Montero, Rosell, Belarra y compañía por las mujeres que sufren más allá de baldear las calles con odio y patrañas? ¿A cuántas mujeres han salvado, niños, porque los hombres pueden morir sin que los recuerde? Es un negocio redondo, el del ejemplar carroñero.