«Parásitos» a la brasileña Marta Moleón -
PARA INTENTAR COMPRENDER LA REALIDAD SOCIAL DE SU PAÍS, LA DIRECTORA SANDRA KUGOT SE METE EN UNA MANSIÓN DE LUJO
LaLa movilidad de clase en un país como Brasil no solo es una entelequia para el ciudadano medio, también uno de los discursos predilectos que los estamentos neoliberales utilizan para trasladar el mensaje tergiversado de que si quieres puedes, aunque no puedas por mucho que quieras. Sandra Kugot, directora brasileña y autora de «Tres veranos», una oportuna radiografía de las fallas actuales que presenta el territorio carioca y que llega hoy a las salas, lo analiza de la siguiente manera: «Desde que la extrema derecha está en el poder tenemos esa idea de la sociedad neoliberal que ellos han conseguido vender dentro del mito de la supuesta meritocracia: que si trabajas bien, que si realmente quieres algo y te empeñas lo vas a poder lograr. Pero la verdadera manera de luchar contra esas desigualdades es a través de un Estado que promueva la redistribución de la riqueza a través de un mejor y mayor acceso a la educación. Lo que vemos en la película y lo que pretendía reflejar es el retrato de una sociedad en la que cada cual va a lo suyo y cada quien lucha para sí mismo. No hay escuelas ni hospitales que funcionen como deberían. Y eso es lo que vemos en la película, el retrato del Brasil actual», cuenta Kugot al otro lado de la pantalla.
Después de cosechar una extensa y meritoria trayectoria en el campo audiovisual con trabajos como la elogiada «Mutum» o «Campo grande», la realizadora vuelve a regar su última cinta con esa mirada documentalista de la que no se ha desprendido aún y configura con mimo las aristas de Madá –a quien da vida Regina
Casé–, una mujer expansiva y luchadora que trabaja como limpiadora doméstica para un matrimonio de millonarios cuya catadura moral queda en entredicho en el momento en el que se produce la inminente detención del jefe por su implicación en unos supuestos casos de corrupción.
Lejos del maniqueísmo
La estrecha relación personal con Regina, tal y como explica la propia directora, propició la creación de un personaje así. «Regina es una actriz extraordinaria con un talento enorme. Pero además es una verdadera amiga. Hice con ella un cortometraje en el año 1995 y desde entonces siempre nos habíamos dicho que algún día haríamos un largo juntas. Ninguno de mis anteriores personajes me parecía adecuado para ella hasta que pensé esta película. Enseguida vi que era la persona idónea porque es un perfil hecho a su medida», asegura.
Pese a que la situación mostrada en «Tres veranos» (metáfora sobre tiempo en el que dilatadamente se asiste a la felicidad y posterior demolición de los privilegios de las clases altas) narra una realidad social reciente, Kugot no juzga ni señala las pretensiones de sus personajes, ya que «simplemente quería mostrar la complejidad de todo ese tipo de entramados. No quería convertir esto en un simple juego de buenos y malos, en un mero ejercicio de maniqueísmo fácil». La cineasta estaba trabajando en otro proyecto cuando en Brasil empezaron a aflorar los casos de corrupción tras la llegada de Bolsonaro. En ese momento lo tuvo claro: «Quería conocer y profundizar en las condiciones sociales que han propiciado el auge de la extrema derecha en Brasil. Nadar en las condiciones que han abonado el terreno para que esto pasara».