El (aún) ignoto límite de Katir
El fondista murciano corre hoy la final de 5.000 sin ponerse ningún techo
A «Mo» le incomodan las carreras tácticas... pero, hasta ahora, ha encontrado una solución para cada nuevo desafío
¿Hasta dónde será capaz de llegar Mohamed Katir? La pregunta que se hacía el atletismo español hace un mes retumba en los ambientes internacionales, tras la exhibición de la semifinal de 5.000 metros, en la que el fondista español entró jugueteando con –nada menos– Paul Chelimo, subcampeón olímpico keniano que ahora corre bajo pabellón estadounidense y que figura como uno de los dos grandes favoritos al oro. El otro es el ugandés Joshua Cheptegei, detentor desde el año pasado de un irreal récord mundial (12:35.36).
¿En qué punto se sitúa Katir con respecto a ambos? Complicado saberlo. El atletismo es un deporte de números, y éstos dicen que el atleta murciano es el más rápido esta temporada, pues posee la cuarta mejor marca del año (12:50.79) y sólo uno de los atletas que lo precedió en aquella carrera del 10 de junio en Florencia corre el 5.000 de Tokio: el canadiense y tocayo suyo Mohamed Ahmed que, por cierto, será un rival peligrosísimo. Así que las matemáticas ofrecen un cuarteto de aspirantes a los metales... y el corredor de origen marroquí no es, ni mucho menos, el más débil de los cuatro.
El problema es que en la finales olímpicas casi nunca se corre demasiado y ahí es donde flaquea Mohamed Katir. Alrededor de 13:10, que serán los rumbos que adopte la final a no ser que algún kamikaze la dinamite, la gran mayoría de los dieciséis clasificados tiene la capacidad para subirse al podio con un último kilómetro de fuego. Especialmente, la docena de africanos –representantes de todos los continentes– que competirá con el español, que hasta ahora no se ha mostrado como un hábil finalizador.
Sucede que Mohamed Katir –apocopado en Mo como ese Farah que hizo morder el polvo a la concurrencia en Londres y Río– es apenas un chaval de 23 años cuyos límites permanecen inexplorados y que siempre ha respondido con creces a cada reto que se le ha ido presentando. ¿Puede ganar una medalla? Puede, incluso la de oro.