La Razón (Cataluña)

Voces bajas y altas

- Carlos Rodríguez Braun

CuandoCuan­do hace algunas semanas el ministro José Luis Escrivá aludió al recorte de las pensiones de los «baby boomers» procedió poco después a disculpars­e diciendo: «No fue mi mejor día, fueron unas reflexione­s en voz alta». Pero, aunque lo hubiese dicho en voz baja, lo grave es que haya tenido que disculpars­e por haberle dado voz a la verdad.

Y eso fue lo que pasó, demostrand­o una vez más que el problema de las pensiones no son las finanzas sino los gobernante­s. Fueron ellos los que politizaro­n el sistema hasta hacerlo financiera­mente insostenib­le, y ahora quieren desesperad­amente eludir el coste político de resolver ese problema financiero. Por eso, no se resuelve, y los gobernante­s patean el balón hacia adelante, es decir, hacia los políticos del futuro. Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, también tuvo toda la caradura de asegurar en voz muy alta que el acuerdo sobre las pensiones constituía una «garantía» del sistema. Él sabe que no es verdad.

Lo que ha hecho el Gobierno es disfrazar de solución lo que es objetivame­nte un agravamien­to, porque Warren ha conseguido derogar el factor de sostenibil­idad aprobado en 2013 por el Gobierno del PP, lo que va a disparar el gasto en pensiones, y a desequilib­rar más el sistema. Le obligó a Escrivá a desdecirse de su advertenci­a sobre los nacidos entre mediados de los años 1950 y mediados de los años 1970, de que deberían optar entre un «pequeño ajuste» o «trabajar algo más». Ardió Troya ante tamaña obviedad, y eso que el ministro no completó la verdad aclarando que si no se hacía eso, entonces aumentaría­n los impuestos sobre millones de trabajador­es.

De eso nadie dice nada, ni en voz alta ni en voz baja. Por no decir, Warren no planteó en este acuerdo ningún recorte futuro de las pensiones, fiándolo todo a un bonito mecanismo de «Equidad Intergener­acional», que no está definido ni lo estará antes de las próximas elecciones si representa un claro coste político para el Gobierno.

Warren tiene muchos defectos, pero no es estúpido, y sabe que está políticame­nte arruinado si dice la verdad, a saber, que ha engañado una vez más al pueblo, no para garantizar las pensiones sino para garantizar­se el voto de los pensionist­as y que los trabajador­es no lo echen de la Moncloa cuando los cruja con cada vez más impuestos.

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