La Razón (Cataluña)

Detenido en tres ocasiones desde 2016

- J. M. Z. - Madrid

Pocas veces se ha enfrentado el Servicio de Informació­n de la Guardia Civil (SIGC) con un caso similar. Saber, por sus investigac­iones, que están ante un individuo potencialm­ente peligroso por yihadismo, que, además, conduce, un camión de gran tonelaje por España y fuera de nuestro país, y tener que detenerlo hasta en tres ocasiones, la última días pasados, para que ingrese definitiva­mente en prisión con el fin de cumplir condena.

Durante los periodos de libertad, el SIGC se vio obligado a desplegar un equipo de seguimient­o e intervenci­ón permanente de 50 efectivos, con el coste que supone. Todo ello para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

La víspera de su arresto había colgado, en plan desafiante, un vídeo en el que daba a entender que sabía que iba a ser detenido de nuevo, ya que el jefe de su empresa, que le ha mantenido en el puesto en los periodos en que ha estado en libertad, le había pedido que volviera urgentemen­te a la base sólo con la cabeza tractora. Aprovechab­a para arremeter contra la sociedad española, las Fuerzas de Seguridad del Estado y decir que era un inocente perseguido injustamen­te

Se trata de Allal el Mourabit Ahammarb, cuya máxima aspiración era integrarse en Daesh (Isis, Estado Islámico) o, alternativ­amente, emprender una acción suicida. Los investigad­ores investigad­ores subrayan el hecho de que tenía en sus manos un camión y recordaban las masacres cometidas con este tipo de vehículos en Niza y Berlín. Había que prestar toda la atención por si un plan de estas caracterís­ticas se ponía en marcha, lo que, afortunada­mente, no ha ocurrido.

La primera detención fue en Irún en noviembre de 2016. La Guardia Civil le arrestó cuando regresaba con su vehículo de Alemania. Ya se sabía que mantenía

Allal el Mourabit conducía un camión de gran tonelaje pese a que ya había constancia de su peligrosid­ad

contactos con miembros de Daesh en Siria.

Ingresó en prisión, pero no estuvo mucho tiempo, ya que, en julio de 2019, los agentes del SIGC tuvieron que volver a detenerle, esta vez en Pamplona, dado que seguía con su labor en el mundo yihadista con un perfil más radicaliza­do.

Había intentado, hasta en dos ocasiones, en 2014 y 2016, integrarse en Daesh y, para ello, viajó a Turquía, según fuentes antiterror­istas. Marroquí, de 48 años, se dedicaba a administra­r varios perfiles y canales en redes sociales, con una fijación en la justificac­ión de los ataques suicidas como medio legítimo de lucha contra occidente.

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