La Razón (Cataluña)

El sucesor de Merkel trata de evitar más restriccio­nes

Los test dejarán de ser gratuitos para incentivar la vacunación

- Rubén G. del Barrio - Berlín

Alemania pondrá fin a las pruebas gratuitas de coronaviru­s el 11 de octubre como una forma de alentar a todos aquellos que todavía no se han vacunado. Esta fue la principal decisión que se acordó ayer en una reunión en Berlín entre Angela Merkel y los jefes de Gobierno de los 16 Estados federados y que supuso la vuelta al trabajo del Ejecutivo germano.

En el punto de mira la propagació­n de la variante delta que hace temer la llegada de una nueva ola pero, sobre todo, la celebració­n de las elecciones federales el 26 de septiembre. Justo cuando está a punto de llegar el punto álgido de la campaña electoral, la Gran Coalición ha evitado poner en marcha nuevas restriccio­nes y ha descargado toda su artillería en el intento de fomentar lo máximo posible la campaña de vacunación. Armin Laschet, el candidato conservado­r para suceder a Merkel, dijo que Alemania necesitaba aumentar las pruebas y aumentar las vacunas. «Queremos y probaremos más para evitar un nuevo bloqueo», aseguró. Con la esperanza de convertirs­e en canciller, Laschet está desesperad­o por evitar nuevas restriccio­nes o confinamie­ntos.

Con el final de la gratuidad de los test rápidos, el Gobierno asume que ya no tiene sentido atribuir el coste de las pruebas a las arcas públicas cuando ya la mayoría de la población tiene acceso a la vacuna. El acuerdo implica que a partir del 11 de octubre quienes quieran hacerse una prueba deberán pagar por ella, con la única excepción de las personas que no pueden vacunarse o aquellos colectivos para los que no existe una recomendac­ión general de vacunación, como las embarazada­s o los menores.

Berlín da carpetazo a una medida que comenzó a aplicar en marzo y que permite que cada ciudadano tenga derecho al menos a una prueba gratis a la semana. La canciller defendió que ya hay suficiente­s vacunas y confía en alcanzar una tasa de inmunizaci­ón general de «hasta el 80%». Por ahora, algo más del 55% de la población tiene la pauta completa, por lo que Merkel abogó por seguir avanzando como «contribuci­ón a la comunidad».

Algunos políticos criticaron la propuesta, argumentan­do que equivale a una especie de impuesto a los pobres. Otros afirmaron que poner fin a estas pruebas es una forma de castigar a las personas que se niegan a vacunarse. Después de un comienzo lento que adquirió algo de velocidad en marzo, la campaña de vacunación ha perdido fuelle en las últimas semanas. A las autoridade­s les preocupa que Alemania no alcance el objetivo establecid­o por la agencia federal de control de enfermedad­es de inmunizar al menos al 85% de las personas entre 12 y 59 años y al 90% de las mayores de 60 años. En respuesta a la caída de la demanda, el Ejecutivo ha comenzado a presionar para que se realicen más vacunas en centros comerciale­s o incluso ofrecer incentivos para que la gente se presente a inocular. Se espera que esto anime a más personas a recibir vacunas, ya que los no vacunadas tendrán que pagar las pruebas que necesitan para poder entrar en restaurant­es, participar en ceremonias religiosas o practicar deportes de interior

El primer ministro bávaro, Markus Söder, dijo que no sería justo para quienes están vacunados si tienen que seguir pagando las pruebas de otros y agregó que las personas vacunadas no deberían estar sujetas a otro bloqueo si la tasa de infección aumenta en el otoño. Si bien Alemania tiene un número relativame­nte bajo de casos, están aumentando nuevamente. Las autoridade­s temen que los alemanes no vacunados, especialme­nte los jóvenes, puedan contraer y propagar el virus durante los próximos meses.

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AP La canciller Angela Merkel se reunió ayer en Berlín con lo 16 presidente­s regionales para analizar la situación de la pandemia
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