Instagram censura el «pezón» de Pedro Almodóvar
Javier Jaén, artista responsable del cartel de «Madres paralelas», denunció el agravio en sus redes sociales
LaLa censura en Instagram no es nueva. Desde su creación hace ya una década, la plataforma digital lleva desalojando contenido que, a su juicio, no le permite desarrollar una audiencia digital para menores. Una de las grandes batallas culturales de la filial de Mark Zuckerberg, eso sí y por ridículo que suene en el siglo XXI, es la de los pezones. Y no todos, solo los relacionados con lo femenino o con las mujeres. En un mundo en el que las barreras de género y los roles tradicionales cada vez parecen más difusos, Instagram ha emprendido una particular cruzada contra la teta que ha tenido en el director manchego Pedro Almodóvar su última «víctima». Tras el anuncio del que es, de momento, el póster promocional de «Madres paralelas», su próxima película con fecha de estreno en España marcada para el 10 de septiembre, fueron muchos los miembros del elenco del filme o del equipo de su productora, El Deseo, quienes se lanzaron a compartirlo en sus diferentes redes sociales.
Así, el cartel se hizo público en la cuenta oficial de Agustín Almodóvar –productor y hermano del director– y rápidamente encontró eco en el Instagram de Penélope Cruz, Rossy de Palma o la debutante con el manchego Milena Smit. Durante varias horas, el cartel se mantuvo en las diferentes plataformas digitales sin ningún tipo de censura o mensaje informativo, tal y como sí hace Instagram cuando se habla, por ejemplo, de la pandemia o la vacunación. Javier Jaén, el artista visual encargado de la composición, rompía la paz de la promoción con un mensaje en sus redes sociales: «Como era de esperar, Instagram ha eliminado el cartel que hemos hecho para la última película de Almodóvar #MadresParalelas. Lo vuelvo a colgar. Gracias por compartirlo».
La imagen de la discordia, nada por lo que espantarse superada la Era de la Información, hace una alegoría de la maternidad a través de un pezón colmado de leche blanca, imitando también el ojo humano y, de algún modo, haciendo simbólico todo el conjunto. Las razones del «doble rasero» bien pueden explicarse a través de la inteligencia artificial (IA) que regula este tipo de intervenciones censoras en el mundo digital.
Al imitar un ojo a través de la ilustración, la IA de Instagram es capaz de confundir la imagen y darla como «válida» según los criterios de la plataforma. Este mecanismo, de hecho, es usado por numerosos artistas y fotógrafos para escapar a la estricta normativa de la misma y poder mostrar su arte sin ambages. Como reivindicación feminista, ya que la medida no suele afectar a los pezones masculinos, el movimiento siempre ha tenido su eco en el #FreeTheNipple, que pide que Instagram deje de aplicar su prohibición o, al menos, lo haga a través de mecanismos humanos no automatizados, sin perjuicio de que ello pudiera provocar una oleada de pornografía en la plataforma.
No se entiende, de igual manera que la censura, el «como era de esperar» de Jaén, en lo que parece una innecesaria maniobra de mercadotecnia para una de las películas españolas más esperadas del año y que, además, será la encargada de los honores de la inaguración en el próximo Festival de Venecia. ¿Cómo de legítima es una reivindicación que, en último término, no está haciendo más que intentar vender un producto comercial? Sin entrar a cuestionar la legitimidad del mensaje, que vá más allá del cartel, la maniobra parece artificiosa. La censura a Jaén en su cartel para Almodóvar, eso sí, nos recuerda lo «kafkiano» de los procesos automáticos y vuelve a poner el foco sobre la presunta parcialidad de las IA, que no dejan de ser máquinas que replican nuestros propios prejuicios, aunque lo hagan en nombre de los ceros y los unos.