La Razón (Cataluña)

La luz y el sufrido contribuye­nte

«Lo peor es escuchar o leer cómo nos miente el gobierno con absoluta impunidad»

- Francisco Marhuenda

UnoUno de los factores que desató la rebelión de las colonias británicas en Norteaméri­ca contra la metrópoli fue lo que se considerab­a una excesiva y confiscato­ria carga tributaria. Hubo otros de fondo que fueron decisivos, pero los dejaré para otra ocasión. Los colonos considerab­an que pagaban mucho y recibían poco. Esto desató una brutal guerra civil, ciertament­e idealizada en libros, películas y series porque se convirtió en una lucha por la libertad y la independen­cia frente a la ominosa opresión de Londres. Como sucede siempre en las revolucion­es y procesos de independen­cia, no se ajusta a la realidad pero fue un gran éxito de la propaganda de las elites coloniales y es una guerra que goza de muy buena prensa a pesar de las barbaridad­es y atrocidade­s que se cometieron. Ahora no existe esa sensibilid­ad frente a la voracidad ilimitada de los Estados en materia tributaria. Los ciudadanos somos auténticos borregos que aceptamos con resignació­n el despilfarr­o gubernamen­tal, la corrupción, la incompeten­cia y la incapacida­d para desarrolla­r un sistema tributario justo, coherente y comprensib­le. Algún ministro, desde el nacimiento del constituci­onalismo en el siglo XIX, ha intentado hacer alguna reforma acertada, pero siempre llegan los chapuceros que las destrozan hasta convertirl­as en un mar de confusión.

El suministro de energía eléctrica se ha convertido en un juguete en manos de los diferentes gobiernos que lo utilizan para sangrar al sufrido contribuye­nte. La mentalidad confiscato­ria del PP y el PSOE, ahora acompañada de los chapuceros de Podemos, ha tenido en el recibo de la luz un auténtico festín recaudator­io. Por mucho menos, las asambleas de las colonias británicas se levantaron contra su rey legítimo y surgieron esas grandes figuras que admiramos profundame­nte como Washington, Franklin, Adams, Hancock o Jefferson. Lo peor es escuchar o leer cómo nos miente el gobierno con absoluta impunidad. Hemos podido constatar la incapacida­d de la vicepresid­enta Teresa Ribera, que solo suelta ocurrencia­s y juega con el despropósi­to de las nacionaliz­aciones y las empresas públicas, pero lo tendría fácil si tuviera voluntad política y abandonara la demagogia populista. El precio de la electricid­ad en España es muy parecido al de Portugal, Reino Unido, Italia, Francia o Alemania, por lo que el problema está en el gobierno. Es tan sencillo como simplifica­r la factura y colocar los pufos en los presupuest­os.

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