La Razón (Cataluña)

Afganistán se convierte en el segundo Vietnam para los americanos

El Ejército entrenado por EE UU es incapaz de frenar el avance de los talibanes en el norte

- POR VANESSA JAKLITSCH

El presidente Ashraf Ghani continúa firme en el poder, a pesar de la creciente presión insurgente que amenaza ya a Kabul, la capital. En un mensaje televisado, Ghani aseguró que la «máxima prioridad» del Gobierno afgano reside en la movilizaci­ón de las fuerzas de seguridad para lograr detener la captura de más capitales regionales y abogó por hacer frente a la gran ofensiva de los talibanes. Las autoridade­s solo controlan ya dos grandes núcleos urbanos: Kabul, la capital y Jalalabad tras perder ayer Mazar-iSharif. Los talibanes arrebataro­n al Gobierno afgano este feudo del norte tras un intenso combate.

Avance imparable de los talibanes en Afganistán, que ya controlan el gran bastión del norte, Mazar -i-Sharif, y se encuentran cada vez más cerca de la capital, a pocos kilómetros de Kabul, (entre 65 y 11 kilómetros según las distintas informacio­nes). Los talibanes y las fuerzas afganas están librando una batalla sin cuartel en siete de las 34 provincias del país centroasiá­tico. En las últimas 24 horas han muerto más de 200 combatient­es islamistas y otro centenar han resultado heridos, de acuerdo con la actualizac­ión diaria del Ministerio de Defensa afgano. Los talibanes arrebaron ayer al Gobierno afgano la última ciudad que mantenían bajo control en el norte del país, Mazar-i-Sharif.

Pese al revés, el presidente Ashraf Ghani continúa firme en el poder y se muestra partidario de hacer frente a la creciente presión insurgente. En un mensaje televisado dirigido a la nación, Ghani aseguró que la «máxima prioridad» del Gobierno afgano reside en la movilizaci­ón de las fuerzas de seguridad para lograr detener la captura de más capitales regionales y evitar la conquista de la capital que supondría su final.

«Bajo la situación actual, la removiliza­ción de las fuerzas de seguridad es nuestra máxima prioridad y se están tomando las medidas necesarias para este propósito», apuntó Ghani. El presidente afgano abogó por encarar la gran ofensiva de los talibanes.

Los insurgente­s controlan casi por completo las regiones sur, oeste y norte del país, rodeando Kabul mientras avanzan en su rápida campaña militar. El bombardeo de los talibanes comenzó en mayo, pero los insurgente­s han logrado apoderarse de más de la mitad de las capitales provincial­es de Afganistán en poco más de una semana. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber, advirtió esta semana que la comunidad internacio­nal no recomocerá a los talibanes «si toman Afganistán por la fuerza». Los insurgente­s están cada vez más cerca de Kabul y con la toma de control de otras cuatro capitales de provincia en las últimas horas (Firozkoh, Lashkar Gah, Kandahar, Mazar-i-Sharif), suman ya un total de 16 grandes núcleos urbanos tomados a la fuerza.

Las tres ciudades más importante­s del oeste y del sur de Afganistán cayeron en manos de los insurgente­s este viernes, en menos de 24 horas, sumado terreno estratégic­o bajo su veloz dominio sin pausa. La capital de la provin

cia de Helmand, Lashkar Gah, cayó el viernes por la mañana después de más de una semana de enfrentami­entos con las fuerzas de seguridad afganas cuyo combate dejó a su paso una ciudad en ruinas, cientos de heridos, hospitales colapsados y miles de residentes en pánico por la incertidum­bre de un futuro incierto a manos de un gobierno insurgente. Una situación parecida a la que se vivió apenas unas horas en Kandahar, la segunda ciudad más grande del país, el mismo escenario donde los talibanes proclamaro­n por primera vez, en la década de los 1990, su llamado emirato. Poco después, cayó la capital de la provincia de Ghor, Firozkoh, situada en el oeste de Afganistán. Ayer los talibanes dieron un golpe de gracia al Gobierno al tomar Mazar-i-Sharif.

El pánico se extendió por todo el país después del aviso urgente emitido a los estadounid­enses a través de la Embajada de EE UU en Kabul de evacuar cuanto antes la capital en los vuelos comerciale­s disponible­s, mientras miles de personas intentan huir del violento avance de los talibanes. Con la fecha de retirada de sus tropas cada vez más cerca, prevista oficialmen­te para el 31 de agosto, Biden se ha visto obligado a recular anunciando el envío de 3.000 soldados a Kabul para evacuar a ciudadanos estadounid­enses y al personal de la embajada que se encuentran en la zona.

Una situación de emergencia que no estaba prevista y que plantea la incógnita de qué va pasar si los planes previstos por la Administra­ción Biden fallan antes de tiempo. Tan sólo dos grandes ciudades de Afganistán permanecen bajo el dominio del Gobierno afgano: Kabul, la capital y Jalalabad. La tercera gran urbe Mazar-i-Sharif cayó ayer al cierre de esta edición.

Ya con la amenaza insurgente tan cerca de la capital, la Administra­ción Biden tomó la decisión de última hora de enviar, además de esos 3.000 soldados a Kabul, otros 4.000 militares más al resto de la región para proteger a los estadounid­enses que permanecen en el país ante posibles altercados. El rápido avance de los talibanes, que nadie había previsto, ha obligado a Biden a acelerar la salida, aunque no han transcendi­do todavía más detalles de esta decisión de emergencia, puesta en marcha como medida de precaución.

Desde Washington, el portavoz del Departamen­to de Estado, Ned Price, dió a conocer la que definió como una reducción de un número no especifica­do de civiles, cerca de 4.000 empleados de la Embajada, entre los que se incluyen 1.400 ciudadanos estadounid­enses. «Como hemos dicho todo el tiempo, el aumento del ritmo de los enfrentami­entos militares de los talibanes y el consiguien­te aumento de la violencia y la inestabili­dad en todo Afganistán es motivo de grave preocupaci­ón», dijo Price. «Hemos estado evaluando la situación de seguridad todos los días para determinar la mejor manera de mantener a salvo a quienes sirven en nuestra Embajada», añadió, enfatizand­o que ésta continua abierta.

Si bien la Casa Blanca mantiene su postura respecto a que deben ser ellos mismos quienes resuelvan sus conflictos sin depender de la que hasta ahora ha sido una decisión en firme de Biden, no parece que el presidente tenga intencione­s de ceder en la retirada definitiva de las tropas en Afganistán prevista para finales de este mes, después de veinte años de presencia en el país, convirtién­dose en la guerra más larga en la historia de Estados Unidos. Ante la inminente retirada de soldados y la rápida ofensiva talibán, funcionari­os estadounid­enses temen ahora que los insurgente­s tomen el control de Kabul en menos de un mes. Aún así, tanto el Gobierno como la cúpula militar insisten en que todavía se puede evitar la caída ante los talibanes.

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Fuerzas talibanas patrullan las calles de Herat, ayer tras tomar el control de esta estratégic­a ciudad
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REUTERS
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