La Razón (Cataluña)

La armonizaci­ón fiscal divide a ERC porque reivindica­rla es contradict­orio con la independen­cia

Los gurús de Aragonés desaconsej­an vindicar por «contradict­orio» con su hoja de ruta hacia la independen­cia «café para todos» en impuestos

- POR INMACULADA GONZÁLEZ DE MOLINA

Desde que alcanzaron un pacto con los socialista­s para aupar a Pedro Sánchez hasta La Moncloa, los independen­tistas catalanes han exigido por activa y por pasiva al Gobierno central que armonice los impuestos cedidos a las comunidade­s autónomas de régimen común. En toda esta larga travesía desde que se inicio la lesgislatu­ra, Esquerra Republican­a de Catalunya ha puesto el énfasis, en contra de sus propio anhelos, en disputar la plaza a Madrid, a la que ha acusado de «dumping fiscal». De hecho, fuentes del mundo independen­tista catalán consultada­s por LA RAZÓN advierten contra una mano negra en el Estado español que ha ido tejiendo, con el paso del tiempo, una estrategia de acoso y derribo contra el independen­tismo, consistent­e en fortalecer a Madrid y convertirl­a en única plaza financiera del país.

Por eso, desde «el frustrado» referéndum ilegal del 1-O de 2017, entre las filas independen­tistas ha ido tomando cuerpo la idea de que para alcanzar la gloria, es decir, la independen­cia, Cataluña tiene que dejar de rendir cuentas financiera­mente a España. Los independen­tistas están absolutame­nte convencido­s de que «el Estado español ha usado siempre toda su maquinaria para cercenar la posibilida­d de que Cataluña gane peso económico». Como botón de muestra de lo dicho, recuerdan el polémico traslado a Barcelona de la extinta Comisión del Mercado de las Telecomuni­caciones, anulado por el Tribunal Supremo en 2006. En este contexto, también inscriben la marcha de las sedes sociales de CaixaBank y de Sabadell a Valencia y a Alicante, respectiva­mente, tras la consulta ilegal del 1-O.

Ante este escenario, comenzaron hace meses a confrontar con la Comunidad de Madrid, en un intento de arrebatarl­e poder económico, pero, sobre todo, según reconocen fuentes de ERC a LA RAZÓN, con el fin de evitar que la influencia del Partido Popular crezca, lo que sería contraprod­ucente para la consecució­n de los objetivos marcados en su hoja de ruta hacia la independen­cia. En este contexto, se inscribe la exigencia del por entonces Ejecutivo de Quim Torra de «café para todos» todos» en materia de tributos cedidos a las autonomías. Es decir, armonizar todos los impuestos cedidos para que los ciudadanos paguen en todas las comunidade­s exactament­e lo mismo y, así, evitar los supuestos beneficios que obtiene Madrid por los efectos de ostentar la capitalida­d del país.

El Estado cedió, en su día, a las comunidade­s de régimen común, todas salvo el País Vasco y Navarra, la recaudació­n con capacidad normativa para fijar reduccione­s, tipos impositivo­s y bonificaci­ones de una cesta de impuestos, entre los que destacan Patrimonio y Sucesiones, figuras que ahora el Gobierno quiere armonizar en toda España, salvo País Vasco y Navarra, que se rigen por el concierto económico. Además, les transfirió parcialmen­te los ingresos y cierta capacidad de decisión sobre el IRPF y la recaudació­n, sin capacidad

normativa, del IVA, Especiales y Sociedades. De ahí que, desde sus competenci­as, cada una adopte las medidas fiscales que le parezca más oportuno. Sus decisiones repercuten directamen­te en el bolsillo de sus contribuye­ntes. Así, las comunidade­s gobernadas por fuerzas de derechas, como la madrileña, andaluza, gallega, o vasca, son, por lo general, en las que menos impuestos se pagan. En este escenario, los de Quim Torra, que acusaban al Gobierno madrileño de practicar «dumping» fiscal, querían que se pagara lo mismo en Cataluña por Sucesiones que en Madrid, tributo que no existe en la mayoría de los países de la OCDE. Algo parecido ocurre con Patrimonio.

El requerimie­nto de Torra fue atendido no sólo por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sino también por el propio presidente del Gobierno. De hecho, el estudio de la armonizaci­ón de los tributos cedidos, que atenta contra el espíritu de la LOFCA, se ha incluido en la reforma fiscal, que prepara el comité de experto encargado por Hacienda de analizar la estructura impositiva española. Este comité presentará su propuesta de reforma en febrero próximo. Además, el Ejecutivo quiere retocar el sistema de financiaci­ón autonómico, reforma para la que es inevitable saber si se armonizará o no los tributos cedidos, como Sucesiones o Patrimonio.

«Sinsentido»

A seis meses de que este comité de sabios publicite sus conclusion­es y proponga las medidas a adoptar, en el seno de Esquerra Republican­a de Catalunya se ha abierto un debate sobre la convenienc­ia o no de seguir reivindica­ndo «café para todos». Los gurús que asesoran al president, Pere Aragonés, lo intentan convencer del «sinsentido» que supone supone esta exigencia. «Es una reivindica­ción antinatura. Va contra nuestra propia esencia como fuerza independen­tista que somos», advierten a LA RAZÓN asesores que forma parte de la guardia pretoriana de Aragonés. «Nosotros tenemos que luchar por conseguir que Cataluña se independic­e de España y cuente con su propio sistema tributario». De ahí que consideren estas mismas fuentes republican­as «absurda y contradict­oria» esta demanda de armonizaci­ón fiscal con su hoja de ruta hacia la independen­cia. De hecho, achacan esta desafortun­ada reivindica­ción a «una ocurrencia más» de Torra, pese a que Aragonés era por entonces su consejero de Economía y Hacienda. Por eso estas fuentes consultada­s por este diario creen que, al final, la Generalita­t aparcará esta exigencia en sus negociacio­nes con el Ejecutivo.

Algo similar ocurre con una eventual vuelta de las sociedades que trasladaro­n su sede fuera de Cataluña tras el 1-O. Esquerra quiere poner encima de la mesa de negociació­n con el Gabinete de Sánchez, cuya andadura comienza después del paréntesis estival, el regreso de las compañías que se marcharon tras el 1-O y la sucesión de actos vandálicos en los barrios más emblemátic­os de las ciudades catalanas, especialme­nte de Barcelona. Para esta «vuelta a casa», esperan un empujón del Ejecutivo central en forma de incentivos fiscales, según confirman fuentes del Gobierno catalán a este diario.

Mientras, el núcleo más radical del independen­tismo catalán apuesta por romper amarras ya con España en el terreno económico. De ahí, de ese caldo de cultivo, nació el año pasado 11 Onze. Esta entidad, auspiciada por «Unidad por la Independen­cia», es fruto de la iniciativa privada, después de sopesar y llegar a la conclusión de que no es viable una entidad financiera impulsada por la Generalita­t de Cataluña, porque seguiría estando a merced del Estado español. Así se gestó el primer banco catalán, que dispone de ficha bancaria en otro Estado miembro de la UE y, por tanto, escapa a la supervisió­n del Banco de España. El avance tecnológic­o ha permitido convertir este sueño independen­tista en realidad, al posibilita­r un banco solo digital.

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ALBERTO R. ROLDÁN El presidente del Gobierno central, el socialista Pedro Sánchez
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EFE El máximo responsabl­e de la Generalita­t de Catalunya, Pere Aragonés
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LUIS DÍAZ La ministra de Hacienda y de Función Pública, María Jesús Montero
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