La Razón (Cataluña)

Simón ¿Qué ocurre con sus cejas?

«SEGÚN UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDA­D DE TORONTO, ESTAS CEJAS SON SEÑAL DE UN NARCISISMO DESMESURAD­O QUE LLEVA A QUIEN LAS LUCE A SENTIRSE EL OMBLIGO DEL UNIVERSO Y CON PODER PARA MEJORAR EL MUNDO»

- Marian Benito - Madrid

ÉraseÉrase un hombre a unas cejas pegado, érase unas cejas superlativ­as. Cuánto juego habría encontrado Quevedo en la imagen de Fernando Simón y cuánta sátira habría vertido en sus cejas ahora que, definitiva­mente, se revelan como su rasgo de identidad más genuino y quizás ya el único. Según hemos visto a su paso por la localidad zaragozana de Villafelic­he, donde ha recogido un premio, el epidemiólo­go se ha plegado a la formalidad de la americana. También ha cambiado sus icónicas ondas capilares por una barba canosa bastante tupida.Si la memoria no nos falla, cuando le fichó el Partido Popular, en 2012, con Mariano Rajoy como presidente, Simón marcó algunas líneas rojas: ni americana, ni entrevista­s con Federico Jiménez Losantos. Con las cejas fue aún más explícito: «Ni de coña me depilo. No lo ha conseguido mi mujer, no lo va a hacer la política», respondió a un asesor, según indicó a LA

RAZÓN una de las personas más cercanas a él en aquel momento. Con ellas empezó una leyenda que hoy se escribe con tono mitad trágico, mitad burlesco. Las cejas pobladas delatan, según la morfopsico­logía -una pseudocien­cia-, una personalid­ad extremadam­ente firme, perfeccion­ista y convincent­e frente al conflicto. Son caracterís­ticas de personas acostumbra­das a descifrar los problemas rápidament­e. Pero hablamos de teorías sin más recorrido que una charla amena de sobremesa y cualquiera que indague en su entorno encontrará esta peculiarid­ad tanto en gente sumamente equilibrad­a como en desordenad­os con gran dificultad para compromete­rse y dar con el camino acertado. Si hacemos caso a un informe publicado por investigad­ores de la Universida­d de Toronto en el Journal of Personalit­y, este tipo de cejas que crecen a la virulé son señal de un narcisismo narcisismo desmesurad­o que lleva a quien las luce a sentirse el ombligo del universo y con poder para hacer del mundo un lugar mejor manipuland­o a la gente. Para Simón han sido precursora­s de tanta discordia como condescend­encia, según el signo político de quien juzgue. En su caso no es necesario mirar hacia su naturaleza interior para descubrir que sus cejas son muy expresivas y a él le sirven igual para un roto que para un descosido. Con ellas posó como motero para una portada, escaló montañas para la televisión y se encumbró como rockstar cuando más delicada era la situación en España. Estos hechos, más que su forma de peinar las cejas, sí podrían dejar entrever un carácter narcisista. Aunque parece cohibido y la pelambrera sobre los ojos le permiten ocultar su expresión, él da alas a la expectació­n y afronta con buen humor los comentario­s que desata. En su última aparición, en tierras aragonesas, los focos se centraron una vez más en ese aspecto más chocante y pintoresco del epidemiólo­go. Aunque dice que en ocasiones ha llegado a sentirse abrumado por tanto juicio, de sobra sabía, mientras atendía a los medios de comunicaci­ón y aclaraba que no creía necesario imponer la vacunación obligatori­a en España ni tampoco presentar un certificad­o Covid para permitir la movilidad, que lo que realmente trascender­ía son las cejas inamovible­s en su renovada imagen. En su descargo diremos que las cejas pobladas son tendencia. Se llevan gruesas y la gente recurre a maquillaje­s e incluso microinjer­tos para darle cierto aire salvaje. Simón tiene la ventaja de tenerlas así de forma natural y es evidente que su acelerada alopecia aún no alcanza a esta zona. Mejor así, naturales, según han respondido hombres y mujeres a una encuesta realizada en Italia a través de la aplicación Treatwell. Los consultado­s dejan

claro que no les gustan ni los retoques ni las depilacion­es. Como mucho, deshacerse de algún pelillo molesto, pero sin cambiar jamás el arco natural. Y cuanto más salvajes, más atractivas, afirmó el 22 % de las mujeres. Incluso el pecho, mejor peludo. El epidemiólo­go ya se encargó de aclarar en una entrevista: «Soy antiguo. No me depilo ni pecho ni cejas». Imaginamos a Cristiano Ronaldo haciendo con este tipo de cosas de tripas corazón. Desde el 6 de marzo de 2020, Simón ha sido el portavoz principal de la pandemia, el encargado de ofrecer el parte diario de una crisis sanitaria gravísima y el emisario de los peores datos. Por su imagen, ha sido inevitable fijarse no solo en lo que decía, sino en cómo lo decía, y los ciudadanos no siempre han podido ver en sus ojos capacidad de convicción suficiente para acatar las normas que ayudarían a frenar el virus. Más que por sus cejas enmarañada­s, por su mirada cabizbaja. Por eso, nadie le ha vuelto a pedir que se desligue de sus cejas.

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EFE Fernando Simón, en una rueda de prensa durante la pandemia por la Covid-19

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