La Razón (Cataluña)

Roglic roba el sueño a Aranburu

El esloveno se impone en la primera etapa y da el primer golpe para conquistar su tercer maillot rojo

- POR DOMINGO GARCÍA

Alex Aranburu se levantó de la silla reservada al hombre que marca el mejor tiempo con la media sonrisa del que asume que luchaba contra un imposible, contra Primoz Roglic en una contrarrel­oj. El esloveno dio el primer golpe de autoridad en la Vuelta, un golpe también de profesiona­lidad, porque conocía todos los tiempos de sus rivales, especialme­nte el de Aranburu, y no quiso jugar a dejar la responsabi­lidad a otro. Apretó para ganar la etapa y ser el primer maillot rojo de la carrera.

Roglic no quería dejar ninguna duda de que la Vuelta es su carrera y de que el maillot rojo le pertenece. Así ha sido en los dos últimos años, cuando la carrera española vio el despertar de Pogacar y cuando tuvo que enfrentars­e a Richard Carapaz hasta el último día.

La Vuelta es la carrera que da paz y premios al esloveno, que siempre ha llegado con heridas que curar, en el cuerpo y en el espíritu. Este año se ha caído en el Tour, de donde tuvo que marcharse dolorido antes de tiempo. La medalla de oro en la contrarrel­oj de los Juegos de Tokio le calma, pero el objetivo es la Vuelta. Y se esforzó hasta el último metro para ganar en la Catedral de Burgos.

Las piedras del templo burgalés, y sus 800 años de historia, contemplar­on la exhibición del primer líder de la Vuelta de principio a fin. Un recorrido exigente, con su paso por el Castillo y por el diferente empedrado de las calles que salen y entran de la plaza de la Catedral.

Roglic fue el mejor, el único de los favoritos que se situó entre los diez primeros. Vlasov, uno de los candidatos del Astana, cerraba ese «top 10» a 14 segundos. Después, Romain Bardet y Enric Mas, que cedieron 17 y 18 segundos, segundos, respectiva­mente. Mucho mejor que los que se presumen principale­s rivales del esloveno. Carapaz se dejó 25 segundos y dos más Egan Bernal. Landa, el más perjudicad­o de los «elegidos» se quedó a 39 segundos. Un mundo en los poco más de siete kilómetros de etapa.

Su rival estaba en otro sitio, era Alex Aranburu, una de las esperanzas del ciclismo español para las carreras de un día, el hombre que aspira a ocupar el lugar que algún día, lejano, dejará Alejandro Valverde en las clásicas y en las carreras con la selección. «No me ha sorprendid­o, sabemos lo bueno que es», admite Roglic. El «maestro» Alejandro cumplió y sólo se dejó 27 segundos en la meta, los mismos que su amigo Luis León Sánchez. Pero la guerra de Valverde ya es otra. No es un enemigo para Roglic.

«Siempre es bueno ganar, nunca sabes lo que puede pasar. Estoy muy contento», admitía el esloveno, que no podía disimular su sonrisa. «El esfuerzo de 7 kilómetros resultó superduro. No me quedaba nada cuando crucé la línea. No sé dónde gané la etapa, pero fui rápido cuesta arriba y tuve que sobrevivir a las curvas», explicaba.

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EFE Primoz Roglic se vistió con el primer maillot rojo de la Vuelta en Burgos
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