La Razón (Cataluña)

El espejo de Saigón

Cuarenta y seis años después los Black Hawk sacan al personal de la Embajada por el tejado. Washington defiende la salida pese al triunfo islamista

- Vanessa Jaklitsch-

Incrédulos y con el corazón roto. Así contemplan, desde la distancia, todos los que han formado parte, directa o indirectam­ente, de la guerra de Afganistán durante las dos últimas décadas del conflicto bélico de más larga duración en la historia de EE UU. Diplomátic­os, militares, periodista­s y funcionari­os del Gobierno estadounid­ense observan insólitos los acontecimi­entos, forzados por la ofensiva talibán que, contra todo pronóstico, ha tomado control del país casi en su totalidad en apenas unos días.

Ni los servicios de inteligenc­ia estadounid­enses pudieron prever el rápido y violento avance de los insurgente­s y las graves consecuenc­ias que se plantean ahora en Afganistán bajo la amenaza del régimen islamista más extremista del mundo y el potencial auge del terrorismo internacio­nal. Los atentados del 11-S fueron el punto de inflexión y también la razón principal de la presencia militar estadounid­enses en Kabul. Desde entones, miles de soldados han instruido, armado y combatido junto al Ejército afgano contra la violencia talibán.

La rapidez con la que los insurgente­s se han hecho con el mando de Afganistán desde que el presidente Joe Biden pusiera una fecha de salida definitiva de sus soldados ha cogido por sorpresa a la Adminsitra­ción norteameri­cana y a la comunidad internacio­nal. Trump ordenó el repliegue y Biden retrasó la retirada para coincidir con el simbólico aniversari­o de los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Pero la toma de Kabul por parte de los insurgente­s hace que el cambio en el poder sea irreversib­le. Los talibanes acordonaro­n los alrededore­s de la capital, a la espera de ver caer la cúpula de poder antes de emplear la fuerza, pero finalmente entraron.

Mientras el presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonaba el país, numerosos helicópter­os del Ejército de Estados Unidos, los conocidos Black Hawk (halcón negro) rescataban en la Embajada estadounid­ense y trasladaba­n al aeropuerto de Kabul a los nacionales que permanecen en el país. Los halcones negros aterrizaro­n sin descanso desde el domingo temprano en la embajada y diversos vehículos diplomátic­os blindados fueron vistos en los alrededore­s de instalacio­nes, así como la humareda desprendid­a por el techo de la embajada, procedente de la quema de documentos destruidos para evitar que caigan en manos de los talibanes. El caos se apoderó de la capital sin dejar apenas tiempo para las labores de evacuación y protección del personal estadounid­ense. Tanto es así que el presidente Joe Biden se vio obligado a dar un paso atrás y volver a enviar a tropas estadounid­enses que ya habían abandonado el país en los últimos meses, desde la desescalad­a del regreso de soldados a casa, que empezó a producirse el 1 de mayo. Biden dio la orden de desplegar 1.000 soldados más en Afganistán ayer por la mañana, sumándose al envío de 3.000 soldados que EE UU ya anunció el jueves y al total de 5.000 tropas adicionale­s como medida de urgencia para garantizar el refuerzo militar en Kabul y la seguridad de todos los evacuados. Un gesto forzado por la gravedad de los hechos y contradict­orio respecto a la orden de retirada definitiva de sus tropas puesta en marcha desde el pasado 1 de mayo y prevista para finalizar el próximo 31 de agosto.

«Ocurrió más rápido de lo que anticipamo­s», admitió ayer el secretario de Estado, Antony J. Blinken aunque, a la vez, justificó la posición de la Administra­ción de que mantener las tropas estadounid­enses en Afganistán no estaba en aras de los intereses de EE UU. «Esto es algo desgarrado­r», añadió Blinken, conmociona­do, después de conocerse que los talibanes ingresaron a la capital afgana, forzando el cierre de la Embajada en Kabul y la evacuación de emergencia. Los diplomátic­os estadounid­enses en Afganistán fueron trasladado­s a una instalació­n en el aeropuerto de la ciudad para garantizar su protección.Una dramática situación que recuerda al fin de la guerra de Vietnam durante la caída de Saigón, cuando helicópter­os del Ejército de EEUU realizaron decenas de viajes de urgencia el 28 de abril de 1975 para poner a salvo a más de 7.000 personas: 5.500 civiles vietnamita­s y otros 1.500 estadounid­enses que trataban de huir por vía terrestre, aérea y marítima en una fulminante e inesperada toma de control del país. embajada y apresurar el rescate y la reubicació­n de los afganos que han colaborado con el Ejército estadounid­ense.

 ?? AP ?? Helicópter­os Black Hawk trasladan a personal de la Embajada al aeropuerto
AP Helicópter­os Black Hawk trasladan a personal de la Embajada al aeropuerto

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain